El primer ministro de Francia, Michel Barnier, cree que es aún "posible que haya un reflejo de responsabilidad" de parte de los diputados para que las dos mociones de censura que se votan este miércoles contra su Gobierno -una de la izquierda y otra de la ultraderecha- no salgan adelante.
"Nos jugamos el interés superior del país", ha dicho Barnier en una entrevista televisada desde su despacho en el palacio de Matignon en París. "Los dorados que nos rodean, los vehículos oficiales, los oros de la República, a mí eso me da igual, ese no es el tema, no soy yo quien está en cuestión. Lo que ocurre ahora me trasciende", ha indicado.
El todavía primer ministro, de 73 años, reconoció que la situación en la que fue nombrado por Emmanuel Macron como jefe de Gobierno era "inaudita" en los últimos 60 años debido a la fragmentación política de una Asamblea Nacional difícil de gestionar por su división en tres bloques (izquierda, centro macronista y ultraderecha lepenista).
"Cuando llegué aquí (despacho de Matignon) hace tres meses sabía que podía irme a la mañana siguiente, porque es una cuestión política y es muy complicada", opinó.
"Si la moción de censura prospera -ahondó-, todo será más difícil y más grave". Recordó que, por cuestiones constitucionales, no podrá haber elecciones legislativas hasta mediados de 2025, lo que, en su opinión, agravará la situación de inestabilidad política.
Barnier, quien en caso de que sea cesado por la Asamblea será el primer ministro más efímero de la V República desde 1958, aseveró que su puerta sigue "abierta" para "escuchar" las propuestas de los diputados para un "Presupuesto (del Estado) que no es perfecto".
Sobre su relación con Macron, contó que habla con él "todos los días". Asimismo, se mostró en desacuerdo con los llamamientos a la dimisión del presidente, quien "ha sido escogido (en 2022) para ejercer" cinco años más.