Así es la 'Organización para la Liberación del Levante', el grupo yihadista que tomó Alepo en pleno polvorín de Oriente Próximo

Los islamistas han tomado Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria. Parece un titular de hace una década, de cuando este país enfrentaba una terrible guerra civil. Pero es de ahora mismo (porque esa guerra parece no acabar nunca). El pasado 29 de noviembre, rebeldes islamistas entraron en Alepo, apenas tres días después de una sorprendente ofensiva. Han vuelto a tomar la ciudad por primera vez desde que las fuerzas gubernamentales la recuperaron en 2016.

La ofensiva, la más violenta desde 2020, ha sido ejecutada por una coalición de la Organización para la Liberación del Levante, exfilial de Al Qaeda en Siria, y facciones apoyadas por Turquía. Su objetivo es derrotar al Gobierno sirio de Bachar al Asad y recuperar las zonas perdidas durante las batallas de la última década.

Pese a la cobertura aérea proporcionada por Rusia, cinco días de combates han bastado para expulsar de Alepo al Ejército y a las milicias proiraníes aliadas de Al Asad. El sabado tomaron sitios clave como el aeropuerto y el domingo consolidaron sus avances al capturar importantes puestos militares en el este de la ciudad, dejando algunos barrios en manos de las fuerzas kurdas.

Han utilizado tácticas de guerrilla e incluso han colocado coches bomba para romper las primeras líneas de defensa de las milicias proiraníes y del Ejército de Al Asad. Además, cuentan con un amplio arsenal de cohetes, armas pesadas y drones de asalto. Su avance no se ha topado con una gran resistencia. "El éxito arrollador de los rebeldes ha planteado el mayor desafío en ocho años al presidente Al Assad", según CNN.

En cinco días de enfrentamientos han muerto al menos 417 personas, según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Son 219 miembros de los rebeldes islamistas, 137 soldados del Ejército sirio y 44 civiles, entre ellos, siete niños y cuatro mujeres. En respuesta, aviones gubernamentales y rusos han llevado a cabo bombardeos contra posiciones de los rebeldes en las provincias de Alepo e Idlib.

Rusia, Turquía y también Irán

La ofensiva islamista tiene lugar en un momento en el que Turquía busca restablecer las relaciones con Damasco. En esas conversaciones, Al Asad ha pedido como condición retirar las tropas turcas del norte de Siria y el fin de su apoyo a grupos opositores a los que su Gobierno y Rusia califican de "terroristas".

Pero Ankara aclara su papel. "Turquía no interviene en los combates que tienen lugar en Alepo. Se están tomando precauciones. No lanzaremos ninguna acción que pueda desencadenar una nueva ola migratoria", dijo el sábado el ministro de Exteriores turco, citado por el diario Hürriyet.

El pasado 12 de noviembre, el enviado especial del presidente ruso, Vladímir Putin, para Siria, Alexandr Lavrentiev, dijo que Moscú no aceptará nuevas operaciones militares de Turquía en Siria.

El tercer actor es Irán y con el país persa, el grupo chií libanés Hezbolá. En una llamada con su homólogo sirio para discutir la escalada, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, acusó a Estados Unidos e Israel de la "reactivación" de los rebeldes, y "subrayó el continuo apoyo" de Irán al Gobierno y las Fuerzas Armadas sirios.

Qué es la Organización para la Liberación del Levante

Hayat Tahrir al Sham (Organización para la Liberación del Levante) se formó en enero de 2017. Es un grupo yihadista salafista cuyo valedor es Turquía. Aboga por una sociedad basada en la sharia, defiende que el único régimen para Siria es el califato y describe la democracia como la "religión de los impíos".

Al principio no se llamaba Organización para la Liberación del Levante. En 2011, cuando comenzaron las revueltas populares contra Al Asad en el marco de la llamada Primavera Árabe, era el Frente al Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria, explica EFE.

Su fervor ideológico islamista en ese momento no cuajó con muchos de los jóvenes que se alzaron contra el sistema de Al Asad. El Gobierno sirio acabó deteniendo, ejecutando, matando y expulsando al movimiento rebelde original. No fue hasta 2016 cuando el líder del grupo, Abu Mohamed al Jolani (quien encabezó Al Nusra) decidió desvincularse completamente de Al Qaeda.

De ese modo se escindió con el nombre de Hayat Tahrir al Sham, aunque el Gobierno sirio sigue denominándolo como Al Nusra. Acercándose a Turquía, Al Jolani ha buscado legitimidad internacional y alejarse del extremismo ideológico religioso de Al Qaeda, que también había creado fricciones entre la miríada de facciones que operan en Idlib.

Reclutando adolescentes en los campos de refugiados

Esa provincia noroccidental de Siria es el principal bastión de la Organización para la Liberación del Levante. En julio de 2017, se apoderó de toda la frontera sirio-turca en esa provincia y de la capital, en detrimento de su antiguo aliado Ahrar al-Sham.

Los campos de refugiados constituyen su principal lugar de reclutamiento, donde el grupo puede explotar la miseria de la población. Los yihadistas reclutaron a miles de adolescentes para utilizarlos en la batalla de agosto de 2016 por Ramouseh, que permitió una brecha temporal en el asedio de Alepo.

Tahrir al Sham cuenta con apoyo del Partido Islámico del Turquestán (TIP), que a su vez tiene varios miles de soldados uigures originarios de Xinjiang (China). Según Fabrice Balanche del Washington Institute for Near East Policy, esos combatientes nutren su grupo de terroristas suicidas adoctrinados en campos de entrenamiento para niños cerca de Jisr al-Shughour.

Los apoyos de Al Asad

En el enfrentamiento con estos rebeldes, Rusia es el país que más está apoyando a Damasco, con el lanzamiento de ataques aéreos y la defensa sobre el terreno. Fue en 2015, con un Ejército muy debilitado, cuando Al Asad pidió la intervención de Moscú en el conflicto. Desde entonces, Rusia tiene bases en el Mediterráneo.

Al Asad tiene otros grandes apoyos: Irán y Hezbolá. Este grupo tiene una amplia presencia en Siria y actúa como primera línea de defensa de las tropas de Al Asad. Fue el responsable de liquidar a la oposición en el terreno en la batalla de Alepo en 2015, aunque ahora sus capacidades están muy mermadas tras la guerra de Israel en el Líbano. Tel Aviv también ha atacado en el último año decenas de posiciones del grupo chií en suelo sirio.

A diferencia de la anterior década, Al Asad cuenta ahora con el apoyo de la comunidad de países árabes tras ser readmitido en la Liga Árabe en 2023, pero que difícilmente entrarían en la batalla directa contra los insurgentes.

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