La Unión Europea vive la época de los reinicios. Vuelve a empezar con nuevas caras, y este lunes ha sido el primer día laborable del nuevo equipo de líderes del bloque comunitario: Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas como Alta Representante y Antonio Costa como líder del Consejo Europeo. Si unimos a la presidenta ya reelegida del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, dos de los altos cargos repiten respecto a la legislatura pasada -la maltesa y Von der Leyen- y dos llegan nuevos a las altas esferas -Kallas y Costa-. Pero los planes cambian casi por completo. ¿Dónde está y qué hará cada uno?
Ursula von der Leyen no lo tendrá nada fácil en su nuevo mandato. El último examen lo pasó la pasada semana con 370 síes del Parlamento Europeo, 31 menos de los que tuvo en verano para ser reelegida presidenta y el margen más estrecho de la historia reciente. Eso ya es una foto de lo que le espera los próximos cinco años. Solo hace falta comparar para entender la complejidad del escenario al que se enfrenta el nuevo Ejecutivo comunitario.
En 2019, la propia Von der Leyen sacó adelante su primera Comisión con 461 votos, casi cuarenta más que Jean Claude Juncker en 2014: el luxemburgués tuvo un equipo que alcanzó los 423 síes. Se quedó lejos de los 488 de Jose Manuel Durao Barroso en 2010, y el luso ya había logrado 478 en 2004. El número más alto de apoyos, eso sí, lo obtuvo la Comisión Prodi en 1999, con 510 votos a favor. En cuanto a respaldos cortos, el Colegio de Comisarios de Jaques Santer -que acabó cayendo por acusaciones de corrupción- se quedó en 417, con el segundo registro más bajo, solo superado precisamente por la Von der Leyen II.
Con todo, tiene las prioridades claras. La UE tiene que ser "segura, competitiva y limpia"; más independiente y mejor preparada para la lucha ante Estados Unidos y China, sobre todo con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. "La soberanía europea no está en venta", expuso Von der Leyen, que quiere una Europa "protagonista" en las diferentes áreas, desde Ucrania hasta Oriente Medio. Estamos, apuntó, "en un mundo en el que Europa es más necesaria que nunca". En ese punto el papel clave será el de la nueva Alta Representante, Kaja Kallas, ataviada con los colores de la bandera ucraniana como mensaje fundamental de lo que será su trabajo. "Su figura también es más necesaria que nunca", sentenció la presidenta de la Comisión.
Por su parte, la propia Kallas coge el testigo de Josep Borrell con muchos deberes sobre la mesa, pero con la mirada puesta sobre todo en Ucrania. La ex primera ministra estonia ejercerá como jefa de la diplomacia europea en un momento decisivo no solo desde el punto de vista de la invasión rusa, sino también con la ampliación de la UE como un debate abierto: Ucrania, Moldavia o los Balcanes Occidentales esperan respuestas tangibles desde Bruselas. Eso sí, pueden pasar a un segundo plano tanto la situación en Oriente Próximo como las relaciones con América Latina. El primer mensaje llegó rápido: el primer día de trabajo tanto Kallas como Costa lo pasaron en Kiev junto a la comisaria de Ampliación, Marta Kos. El mensaje y el abrazo a Volodimir Zelenski fueron ineludibles.
¿Y qué pasa con África? Mucho, pero casi nada bueno para la Unión. De hecho, según adelantó Politico, la Comisión Europea prevé reducir la presencia de sus delegaciones por todo el mundo, con especial relevancia para el continente vecino, donde la UE se ha ido retirando en los últimos meses dada la inestabilidad en el Sahel. Los recortes propuestos llegan después de que el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), brazo diplomático de la UE, rebasara su presupuesto para 2024. El año que viene, debido al aumento de los costes y la inflación, se prevé que la situación empeore aún más, lo que obligará a recortar gastos. Pero hay también un componente político, concentrando la influencia de la UE en otras zonas del planeta.
Antonio Costa lleva una hoja de ruta revolucionaria para liderar a los Estados miembros. Quiere pasar de la parsimonia de Charles Michel, ineficiente en muchas ocasiones y con errores graves a un papel más moderado, cercano y con capacidad para unir a los 27 en los temas más delicados. Además, el portugués quiere agilizar la toma de decisiones en la medida de lo posible. ¿Cómo? Pues con cumbres más cortas. Hasta ahora las reuniones del Consejo Europeo se alargaban durante dos jornadas, pero Costa quiere que la norma sean encuentros de un solo día y con menos redacción de conclusiones para evitar bloqueos innecesarios.
Al mismo tiempo, el antiguo primer ministro luso quiere dejar atrás la mala relación con Von der Leyen. Michel y la alemana chocaron constantemente durante la última legislatura, pero con Costa las cosas serán bien diferentes. Consciente de que la nueva Comisión estará muy cerca de los Estados miembros, Costa buscará que la comunicación con su homóloga sea fluida, amigable, constructiva. Tiene otro talante y en Bruselas casi todos dan ya por hecho que será una especia de 'pegamento' para los jefes de Estado y de Gobierno, a los que además quiere llevar de "retiros" para poder debatir los asuntos más acuciantes, tal como han adelantado algunos medios como Bloomberg.
La orquesta será compleja de coordinar pues son tres personalidades diferentes, con Metsola ya asentada también en su puesto. No se descartan roces, sobre todo en cinco años tan exigentes como los que se vienen, sobre todo a nivel interno de la UE... pero no solo. Kallas no es Borrell, Costa no es Michel, pero es que Von der Leyen también ha cambiado: se ha convertido en una 'hiperlideresa' de la Unión que quiere pocas sombras a su alrededor, así que no habrá tantas verticalidades. Cada uno con lo suyo y el futuro de Europa en la cabeza de todos.