El Congreso de los socialistas españoles en Sevilla ha servido para mostrar que Sánchez tiene bien atado el partido, a pesar de la complicada situación que vive por diversos escándalos que salpican su entorno. Salvo alguna voz discordante y ausencias notorias, el secretario general del PSOE ha logrado que el Congreso Federal sea de todo menos federal, esto es, un encuentro ad maiorem Sánchez gloriam, si me permiten esta broma mis amigos jesuitas.
Suerte tiene de no tener casi peso territorial y, por tanto, barones que le incordien, con la excepción de Emiliano García-Page. Esta es la principal virtud del presidente del Gobierno, que de la adversidad saca tajada. Justo lo contrario que Núñez Feijóo, que en Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno Bonilla tiene dos serios adversarios, y en la resistencia numantina de Carlos Mazón, un lastre.
Sánchez ha logrado que el partido cobre un espíritu cesarista y de unidad, ahora que vienen mal dadas. Repite el modelo "del que se mueve no sale en la foto" de Alfonso Guerra. El caso de la Comunidad Valenciana es paradigmático. El secretario general incluye en la nueva Ejecutiva a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, y a Alejandro Soler, diputado y exalcalde de Elche. Una forma de premiar su fidelidad y despejar aún más el camino de Diana Morant.
La secretaria general del PSPV cuenta en la Ejecutiva, además, con dos personas de su entera confianza, el exconseller Arcadi España, que se mantiene, y Tania Baños, alcaldesa de la Vall d'Uixó y adjunta a la secretaría general por ser presidenta del Consell d'Alcaldes.
Con todo, la Comunidad Valenciana no sale reforzada al mantener los mismos puestos que tenía. Si la preocupación o fortaleza del presidente se mide por la cuota en la ejecutiva federal, Madrid y Andalucía se llevan la palma.
