Ni príncipes azules ni 'capullos galácticos' eran bienvenidos al evento del año para Ana Mena. La malagueña, rebautizada como la 'diva doliente', se transformó este domingo, 22 de diciembre, en novia a la fuga por una noche para poner el broche de oro -o, mejor dicho, de plata- a su gira con El gran bellodrama, su esperada cita en el Wizink Center de Madrid.
Acompañada de música en directo, un elenco de 16 bailarines y su poderosa voz, la cantante cerró, "de la forma más elegante", una fructífera etapa en su carrera que comenzó dos años atrás y que la llevó, incluso, a cruzar el charco. "No sabéis lo que ha sido preparar esto. Os quiero dar las gracias por estar aquí en esta noche especial para mí", confesaba Ana, ante las más de 16.000 personas que colgaron el cartel de sold out en el recinto.
Sin embargo, antes de dar el 'sí, quiero' a su público, la artista de 27 años arrancó su particular boda musical al ritmo de Me he pillao x ti, Un beso de improviso y Solo, una bailable selección de temas con las que instauró el tono inocente y desenfadado de la velada y condensó su fallida historia de amor con el 'capullo galáctico', su ex, el cual, en adelante, aparecerá de forma recurrente sobre el escenario, actuando como hilo conductor.
No hubo que esperar mucho para que el público entrara en calor ante la sensualidad y energía que desprendían los movimientos de Mena, quien, ataviada con un traje plateado lleno de glitter, subió la temperatura con Un millón de lunas, Ya es hora y Lentamente. "Nos hemos puesto sexys", dijo la malagueña tras interpretar Ben & Jerries sobre una cama en forma de corazón, en compañía de sus semidesnudos bailarines.
Del mismo modo, la artista demostró que su química sobre el escenario con Abraham Mateo, el primer invitado de la noche, aún sigue intacta al volver a cantar juntos su tema Quiero decirte. Una actuación que puso fin al primer acto del concierto, en el que los asistentes fueron partícipes de la pedida de mano y de la prueba de vestidos de novia de la cantante.
Y es que, como ella misma anunció al inicio del evento, "esto es vuestro, al igual que mío", por lo que tampoco faltó en su repertorio un guiño a su público de Italia, a quienes dedicó Se iluminaba, el tema que canta junto a Fred de Palma, y su versión en italiano de Acquamarina, incluyéndolos, así, en su despedida de soltera. "Contigo tengo para escribir 20 temas", cantaba Mena, desde la barra, recordando a su ex en Llorando en la disco.
"Hoy me caso con vosotros"
La primera gran ovación de la noche llegó de la mano de La gata bajo la lluvia, una delicada e íntima versión del famoso tema de Rocío Dúrcal que hizo las delicias del público. "Maullaré por ti, Madrid", expresaba la proclamada "diva doliente", quien, en su posterior discurso, instó a los asistentes a "lanzarse a vivir" el amor en todas sus ramas, haciendo hincapié en el amor propio. "Un amor que nace de ti, para ti", dijo.
Asimismo, dejando atrás aquellos amores "que vienen y se van", la cantante se reafirmó en su perenne devoción por la música, a la vez que dio sentido al concierto nupcial en el que había convertido el escenario del futuro Movistar Arena, decorado con unas coronas de flores de color blanco. "Hoy me caso con vosotros, mi público. Hoy os digo: 'sí, quiero'", expresó, antes de anunciarlo a viva voz con su tema Música ligera.
Ya en la simbólica ceremonia, Belén Aguilera, la segunda y última invitada de la noche, acompañó a la malagueña en su paseo nupcial hasta el altar durante su actuación de Como en un drama italiano, una canción bailable con tintes líricos que puso la nota melodramática a la recta final del concierto, que culminó con Un clásico y su despedida al casi omnipresente 'capullo galáctico'.
No obstante, aún quedaba la guinda del pastel para este "bodorrio de Wizink". Así, tras interpretar A un paso de la luna, Ana Mena puso al público nuevamente a sus pies con la apertura semisinfónica de su tema Carita triste -de la mano, eso sí, de un excelente octeto de cuerdas-, a la que siguió una explosiva actuación de su exitosa Madrid City.
Un momento de celebración absoluta que llegó a su punto álgido a las 22.41 horas de la noche, cuando la artista logró detener el tiempo en Las 12, despidiéndose, así, por todo lo alto del recinto, donde, minutos atrás, había expresado su profunda devoción a la música y había sellado para siempre su amor en el recuerdo de los asistentes.