Las personas que comen despacio, o muy despacio, están acostumbradas a recibir comentarios jocosos o incluso despectivos sobre ello. No solo en España sino en términos generales, dados los ritmos laborales y vitales, se come demasiado rápido, muchas veces incluso frente al ordenador, sin la calma necesaria para este proceso. Científicos japoneses han descubierto que la masticación relajada no solo es lo más recomendable a nivel digestivo sino que además regula el peso corporal.
Comer despacio no solo se refiere al tiempo que se emplee en la comida en sí sino en dedicar el tiempo necesario a masticar, primera e importantísima fase del proceso digestivo. Realizarlo de la forma correcta tiene varios beneficios, como favorecer la absorción de nutrientes y reducir el riesgo de gastritis por el ph alcalino de la saliva que equilibra la acidez. En el plano de lo sensorial, una deglución tranquila también favorece disfrutar mejor de cada alimento: textura, sabor y olor.
Tras estudios previos, un equipo científico de la Universidad de Waseda en Japón han podido identificar qué mecanismo se activa si la masticación es correcta y que además se aumenta el gasto calórico, lo que desemboca en favorecer la pérdida de peso.
La clave es el gasto de energía mientras comemos
El estudio incide en un término clave: la termogénesis. Se trata del gasto de energía que se genera mientras comemos. Todos los procesos de absorción y metabólicos, que el cuerpo necesita para obtener los nutrientes, requieren un gasto calórico. El equipo japonés ha descubierto que masticar bien, es decir, despacio, aumenta el gasto de energía y consecuentemente previene la obesidad al ayudar a controlar el peso corporal.
En este estudio se ha monitorizado a once hombres adultos sanos con un peso normal que han alternado la ingesta de alimentos líquidos con sólidos, confirmando que al introducir la masticación lenta en el proceso digestivo aumentaba significativamente la termogénesis. Concluyen además que en ese gasto energético no tiene tanto impacto el bolo alimenticio sino los estímulos orales, siendo el más destacado la masticación, aunque otorgan también un papel clave a la degustación.
¿Qué son los alimentos termogénicos?
La termogénesis se ha extendido en los últimos tiempos, muy ligada a la dieta y, en concreto, al objetivo de evitar el sobrepeso. Incluso se habla de dieta termogénica, una opción delicada y que debe contar con el asesoramiento adecuado porque varios de los alimentos que se asocian a ella son estimulantes, como resaltan desde la Academia Española de Nutrición y Dietética (AEND).
Se trata de alimentos con compuestos como la capsaicina de la pimienta o los gingeroles del jengibre, cuya función es estimular al sistema nervioso central y así aumentar el gasto energético durante la digestión. Como ejemplos, la AEND cita proteínas (pescado, carne, huevos...), además de cacao, café o té verde. En el caso de los alimentos con cafeína, no hay que olvidar efectos como son el insomnio o el aumento de la frecuencia cardíaca, que no los hacen aptos para todo tipo de personas.
Referencias
Hamada, Y., Hayashi, N. (2021). Chewing increases postprandial diet-induced thermogenesis. Scientific Reports, 11. https://doi.org/10.1038/s41598-021-03109-x