Ucrania recupera la iniciativa en la guerra tras el ataque sorpresa a Kursk: "Podría usarse como baza de cara a una negociación"

Después de más de un año sin grandes cambios en el campo de batalla, la ofensiva del Ejército de Ucrania en la región rusa de Kursk ha provocado un optimismo sin precedentes en las filas ucranianas. La toma por parte de Kiev de poblados de Rusia ha pillado desprevenido al Kremlin y, aunque todavía es complicado dilucidar sus consecuencias a largo plazo, sí ha generado un cambio en la dinámica de un conflicto que parecía abocado a la cronificación y en donde los frentes se habían convertido en lugares con escasos avances. Tres semanas después del inicio del operativo, Kiev se ha hecho ya con más de 100 las localidades rusas a lo largo de más de 1.200 kilómetros y un pletórico Volodímir Zelenski ha aprovechado para pedir más apoyo a sus aliados.

Los avances en el terreno continúan a diario y Ucrania ya ha anunciado la llegada de 10.000 soldados. Kiev insiste en que su objetivo es crear una zona colchón entre ambos países para evitar los ataques y amenaza con capturar más territorio, con actuaciones contra la red logística rusa, destruir más conexiones y aislar a grandes grupos de soldados rusos.

Rusia, por el momento, trata de minimizar la situación y está evitando trasladar fuerzas desde el Donbás, ya que la toma de esa región es una de las prioridades de Moscú. Además, es uno de los pocos frentes en los que está cosechando éxitos militares y consolidando territorios. Con todo, la operación ucraniana ha dejado al descubierto fallos de inteligencia que Kiev busca explotar mediáticamente. "Rusia tiene un sistema defensivo en esa zona totalmente deficiente, lo que ha permitido que las fuerzas ucranianas avanzaran sin resistencia", explica a 20minutos el general de división Jesús Argumosa.

De los objetivos de Kiev a la respuesta rusa

Pese a que el presidente ruso, Vladímir Putin, ha continuado con su agenda política, visitando incluso países aliados como Azerbaiyán, en algún momento la presión sobre las fuerzas ucranianas en Kursk aumentará. "En Rusia hay una gran preocupación y no me extrañaría que se le esté exigiendo a Putin una respuesta mucho más fuerte y mucho más clara de la que se está dando. Y esto puede provocar inevitablemente una escalada", reconoce a este medio el coronel Manuel Morato, exagregado de Defensa de España para Rusia y Ucrania entre 2004 y 2008.

Los militares consultados coinciden en que hay múltiples motivos detrás de esta decisión del Gobierno ucraniano: que Rusia diversifique sus esfuerzos y retire tropas del Donbás para acudir a Kursk, provocar presión interna en la sociedad rusa y ganar poder de cara a una futura negociación. La situación de estancamiento comenzaba a ser motivo de desmoralización social en Ucrania, por lo que también ha permitido que el Gobierno de Zelenski pueda vender a su población un éxito militar, sobre todo después de varios meses de tensiones provocadas por la nueva ley de movilización militar.

En este sentido, la ofensiva en Kursk está contribuyendo también a cambiar la posición de Ucrania con sus aliados, ya que la falta de avances generó dudas en las ayudas o cuestionamientos políticos en algunos países sobre si merecía la pena seguir apoyando a Kiev. Por ello, una de las consecuencias más inmediatas de la ocupación ucraniana de localidades rusas ha sido la actividad diplomática. Este lunes, Zelenski aseguró que hace unos meses sus socios le hubieran dicho que esta operación "cruzaba todas las líneas rojas que existen con Rusia", pero que ese es "un concepto ingenuo e ilusorio de las llamadas líneas rojas" y que "se ha desmoronado estos días".

Por ello, el mandatario ha pedido a los diplomáticos ucranianos que intensifiquen su labor para convencer a los socios, especialmente a Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, de que permitan el uso de sus armas de largo alcance contra objetivos militares en territorio ruso. Hasta ahora, los socios principales han mantenido estas restricciones, aunque sus armas sí han sido empleadas en Kursk, como se ha podido comprobar a través de vídeos difundidos en redes.

Mientras tanto, la respuesta rusa sigue sin producirse. ¿Cuál es la mejor forma de enfrentarse a esta incursión? ¿Cómo recuperarán ese territorio? Para Argumosa, llegados a este punto hay muchas incógnitas, ya que el Ejército ruso necesitaría "una fuerza importante de combatientes que no sean nuevos reclutas o movilizados sin experiencia". Además, la operación de respuesta requiere tiempo, ya que "la capacidad operativa rusa no está al día y se necesita entre 20 y 30.000 soldados experimentados". El general reconoce no tener claro de dónde los sacaría sin poner en peligro lo ganado en el Donbás.

¿Ocupar territorio para ganar peso?

Esta operación también se ha analizado desde el punto de vista de una futura negociación, ya que podría ayudar a que Kiev a ganar peso. Sobre todo teniendo en cuenta la coyuntura geopolítica actual con las elecciones de Estados Unidos (su principal financiador) a la vista. "Podría usarse como baza de cara a una negociación. Siempre y cuando se consiga mantener ese territorio algún tiempo", afirma Morato.

El militar apunta que "se ha especulado con que algunos socios han pedido a Ucrania que aguante hasta el año que viene para negociar después, pero da la impresión de que esto podría ser un intento de acelerar esa negociación". Detrás de esto podría estar la incertidumbre que genera en Ucrania una posible victoria de Donald Trump, al no tener claro cuánto apoyo mantendrá el magnate si finalmente acaba al frente de la Casa Blanca.

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