La década de los 20 se inauguró con la llegada de una pandemia mundial, pero también con una reacción política que dejaba a las corrientes populistas en uno de sus momentos más bajos. La sociedad parecía volver a elegir partidos clásicos y líderes tradicionales. Sin embargo, esta reacción se ha demostrado un espejismo y en los últimos doce meses todo ha vuelto a cambiar. El regreso del populismo, sobre todo de derechas, se vuelve a consolidar con viejas caras como Donald Trump y nuevas como Javier Milei.
Además, el auge cada vez más claro de la extrema derecha en Europa y el predominio del 'voto de castigo' ha marcado un 2024 en el que se han producido votaciones presidenciales y legislativas en 74 países y más de la mitad de la población mundial ha acudido a las urnas.
Trump, un líder para la derecha populista mundial
Ni un intento de asesinato ni cuatro casos penales en su contra han impedido que el mayor exponente de la corriente populista mundial haya regresado al poder. Donald Trump tomará posesión como presidente de Estados Unidos este 20 de enero en el Capitolio, lugar desde el que hace cuatro años una turba de seguidores asaltó tras acusar a Joe Biden de fraude electoral.
Trump, de 78 años, volverá al Despacho Oval tras arrasar en unas elecciones que han dejado tocado al Partido Demócrata y a su actual líder, Kamala Harris. El presidente electo controlará tanto el Congreso como el Senado, lo que le da al menos dos años de poder absoluto; ya que también cuenta con mayoría conservadora en el Tribunal Supremo. Una Corte que en los últimos meses falló que Trump tiene inmunidad parcial en sus actos como presidente.
Cómo será la segunda etapa de Trump es todavía un misterio. De momento, ha prometido indultar a los encausados por el asalto al Capitolio y llevar a cabo la mayor deportación de migrantes indocumentados de la historia. Además, ha conformado un Ejecutivo con caras conocidas que no rehúyen de las polémicas como la del dueño de la red social 'X' (antes conocido como Twitter) y consejero delegado de Tesla y SpaceX, Elon Musk, a quien ha encargado el recorte de gastos federales y de la burocracia gubernamental.
Además, en las primeras semanas como presidente electo ya ha dejado claro que la guerra comercial será la protagonista de los próximos cuatros años en el poder. El republicano ha anunciado que impondrá un arancel del 25% a los productos que vengan de México y Canadá, además de prometer que elevará en un 10% los impuestos a los productos que se importan de China. Además, también ha exigido a la Unión Europea compensar su desequilibrio comercial con los Estados Unidos mediante compras "a gran escala" de petróleo y gas para evitar la imposición de aranceles.
Por otro lado, durante su discurso como ganador de las elecciones prometió "sanear" el país y "detener las guerras". Sobre la invasión rusa de Ucrania, Trump ha dejado caer que terminará la guerra cortando el grifo a Kiev y buscando un acuerdo con Vladimir Putin. De hecho, el 22 de diciembre Trump aseguró que el presidente ruso le pidió reunirse con él lo antes posible, aunque no confirmó si se producirá el encuentro. En cuanto a la ofensiva israelí sobre Gaza y las tensiones en toda la región, no está claro de que forma presionará la nueva Administración Trump al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el mandatario internacional con el que mejor relación tiene y al que ya en su primer mandato benefició.
Latinoamérica, dividida: de Milei y Bukele a Sheinbaum
En el mismo continente otras figuras populistas han ganado peso en este año. Es el caso de Nayib Bukele en El Salvador o Javier Milei en Argentina que, pese a ganar este último las elecciones a final del 2023, ha sido este año cuando ha consolidado su "lucha contra la burocracia" con históricos recortes y ha puesto en marcha su "batalla cultural".
El popular economista aterrizo en la Casa Rosada con un discurso incendiario en la que trataba de desmarcarse de la "casta política" mediante su participación en medios. Ya en la Presidencia ha mantenido buena parte de sus promesas y en los últimos 12 meses ha realizado un drástico recorte del gasto público que se ha traducido en el cierre de más de una decena de ministerios, la pérdida de decenas de miles de empleos, la desaparición de ayudas y organizaciones sociales y la caída en la financiación de la educación y sanidad públicas.
Estos recortes que afectan a parte de la ciudadanía han permitido al Gobierno de Milei mejorar en los datos macroeconómicos. Además, ha comenzado lo que ha llamado la "batalla cultural" contra "la estafa de los derechos humanos", el "feminismo radical" y la "aberración" de la justicia social, entre otras causas de la "progresía estúpida". La popularidad de Milei sigue al alza y la proyección de su partido para las elecciones legislativas de octubre de 2025 mejoran cada mes.
Por otro lado, en Centroamérica un pequeño país como El Salvador ha conseguido una notoria exposición pública gracias a su presidente. Las políticas en contra de las pandillas han catapultado en los últimos años a Nayib Bukele, que en febrero, a pesar de que la Constitución salvadoreña prohíbe la reelección, volvió a ganar las elecciones. La política de seguridad pública que ha provocado el drástico descenso de homicidios es la principal baza de Bukele. Y la que le ha hecho ganar con el 85% de los votos. Esta política se basa en un régimen de excepción que suspende garantías constitucionales, como la defensa jurídica de los detenidos. Bajo esta política se ha detenido en dos años a más de 76.000 personas acusados de pandilleros y colaboradores. Muchos de ellos han sido trasladados al CECOT, un macrocentro de detención en el que las ONG y organismos internacionales han denunciado la vulneración de los derechos humanos.
En Latinoamérica el populismo no es exclusivamente de la derecha. En México Claudia Sheinbaum se ha convertido en la primera mujer al frente del país. Los ciudadanos mexicanos han dado su confianza a la posición continuista, ya que Sheinbaum era la opción del partido de Andrés Manuel López Obrador. Los problemas que tendrá que afrontar serán, sobre todo, la violencia en el país y las polémicas por la aprobación de la reforma judicial. La actual presidenta viene de una corriente política diferente a la de López Obrador y tiene un perfil menos populista que su predecesor.
Aún así, todavía es pronto para saber si hay diferencias sustanciales y por el momento su primera polémica internacional se produjo heredada del expresidente, al solicitar México un perdón oficial a España por los actos cometidos durante la conquista de América. Aunque esto provocó que el Gobierno español no enviara delegación a la investidura, Sheinbaum salió al paso para rebajar la tensión. La presidenta se debate entre la postura de su antecesor y el pragmatismo por lo que, aunque no ha rectificado en la petición de una disculpa oficial, ha pedido no torpedear las relaciones entre ambos países y actualmente se ha recuperado cierta normalidad.
Por último, otro líder populista de izquierda que se ha mantenido en el poder es Nicolás Maduro en Venezuela. Aunque este lo ha hecho en unas elecciones cuyo reconocimiento es limitado, ya que ha sido acusado de fraude electoral. Este 10 de enero se producirá la investidura oficial del mandatario venezolano y está previsto que el supuesto ganador de las elecciones, el opositor Edmundo González (actualmente exiliado en Madrid) regrese y sea detenido por la autoridades venezolanas.
Populismo de extrema derecha en Europa
Si hay un lugar en el que la consolidación de la derecha populista ha quedado confirmada ese es Europa. Y lo ha hecho tanto en lo comicios europeos como en elecciones nacionales de varios países. Cada vez más partidos de extrema derecha integran coaliciones de Gobierno o tienen la llave de la gobernabilidad. Los populistas de extrema derecha ganaron las elecciones en cuatro países y se han instalado en casi todos los Estados miembros.
En las elecciones europeas de junio se ha reflejado perfectamente esta tendencia. Formaciones ultraconservadoras y de extrema derecha aterrizaron en el Europarlamento europeo con la suficiente fuerza como para presentarse como socios alternativos de coalición al Partido Popular Europeo. No obstante, populares, socialdemócratas, liberales y verdes sumaron sus votos en julio para dar a Ursula von der Leyen su segundo mandato como presidenta de la Comisión Europea. Von der Leyen ha asegurado querer trabajar con las fuerzas de centro y el líder del PPE, Manfred Weber, ha dicho públicamente que no colaborará con los Patriotas por Europa, que tienen a formaciones que van desde Vox hasta los partidos de Viktor Orbán, Marine le Pen y Matteo Salvini. Un grupo que es el tercero con más fuerza de la cámara europea.
En Francia la extrema derecha de Marine Le Pen (Agrupación Nacional, RN) ganó las elecciones europeas, lo que llevó al presidente, Emmanuel Macron, a convocar elecciones legislativas anticipadas. Unos comicios en los que RN fue también la formación más votada en la primera vuelta. No obstante, el cordón sanitario del centro-derecha macronista y la izquierda le arrebataron la victoria en la segunda vuelta. La izquierda fue el bloque con más diputados, pero no logró la mayoría y Macron acabó nombrando un primer ministro conservador que el pasado 4 de diciembre perdió una moción de censura en la que el RN y el bloque de la izquierdas se unieron para tumbar al Gobierno. El nombramiento del centrista François Bayrou como nuevo primer ministro intenta precisamente congraciar al macronismo con alguno de los cuatro partidos de la izquierda, aunque las diferencias siguen siendo notables y las peticiones de dimisión por parte de todos los partidos acorralan cada vez más a Macron.
Otro lugar en el que se ha instalado la inestabilidad es Alemania. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), antieuropeísta y prorrusa, quedó segunda en las europeas y en las elecciones regionales en tres estados federados del este del país. Otro cordón sanitario ha impedido que formen por el momento Gobierno. A nivel nacional no tiene tanta fuerza pero su intención de voto está creciendo y en febrero habrá elecciones anticipadas tras perder el actual canciller, Olaf Scholz, una moción de confianza.
Entre los países en los que la extrema derecha si se ha hecho con el poder destaca Países Bajos, donde el partido de Geert Wilders (PVV), un político con un fuerte discurso contra la inmigración y el islam, lidera el Ejecutivo con otros tres partidos de derecha. No obstante, Wilders tuvo que renunciar al cargo de primer ministro para lograr el respaldo. Con todo, la fragilidad del Gobierno se siente con cada decisión que toman y no es descartable que la legislatura termine en algún momento de forma abrupta. En Austria, el partido ultraderechista FPÖ se consolidó este año como la fuerza política más fuerte del país, al ganar las elecciones europeas en junio y luego también las generales en septiembre. Pese a ello, el partido de Herbert Kickl no ha conseguido retener el poder y previsiblemente será una coalición de tres partidos la que lo haga en enero.
Otro país que en el que se ha vivido un ascenso de la extrema derecha populista ha sido Rumanía. El ultranacionalista Calin Georgescu, un candidato prorruso que lanzaba mensajes antisemitas, dio la sorpresa ganando la primera vuelta de las elecciones y pasando a la segunda. No obstante, el Tribunal Constitucional anuló las elecciones tras los informes que apuntan a una injerencia rusa en favor Georgescu. Se espera que se repitan en abril y los partidos europeístas ya han anunciado una coalición que sirva de cordón contra el partido de extrema derecha.