La escalada en el precio de los alquileres está obligando a los inquilinos a encadenar mudanza tras mudanza. Según un estudio elaborado por el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA), seis de cada diez personas que viven de alquiler llevan menos de cinco años en su residencia actual, de lo que se desprende una fuerte rotación en los contratos que además no es voluntaria. Tres de cada diez mudanzas son "forzosas", motivadas principalmente por la imposibilidad de hacer frente al pago del alquiler.
Más del 60% de los inquilinos en Madrid y el 80% en Barcelona se han mudado en los últimos cinco años, según la investigación realizada por IDRA a partir de una encuesta a un millar de inquilinos en cada ciudad. "El mayor número de mudanzas de Barcelona puede deberse a la mayor presencia de inmobiliarias", apunta el informe, que señala que el 36,2% de los arrendatarios madrileños y el 44% de los barceloneses han realizado dos o más mudanzas en el último lustro. Esta "inseguridad residencial" no afecta únicamente a jóvenes sino también a familias con menores a cargo -la mitad de los inquilinos de entre 35 y 64 años se han cambiado de piso en los últimos cinco años-, con importantes consecuencias para la "estabilidad, arraigo y escolarización" de los niños.
El 30,8% de estos desplazamientos en la capital y el 31,6% en la Ciudad Condal son "forzosos", debido a la no renovación del contrato, a una subida inasumible del precio, a la incapacidad de seguir pagando, a la existencia de una orden de desahucio o a presiones y acosos por parte del propietario. "Los inquilinos se ven obligados a desplazarse periódicamente para sobrevivir, exponiéndose a preciso más caros con cada mudanza", apunta el estudio. Y es que en Madrid, solo el 24,6% de quienes se mudan lo hacen a barrios de renta menor, frente a un 52,3% que se desplaza dentro de la misma zona o a otra de renta similar. Lo mismo ocurre en Barcelona, donde el 48,1% se quedan en el mismo barrio o en otro de características similares.
Los autores del informe -firmado por Pablo Pérez Ruiz, Jaime Palomera Zaidel y Marta Ill Raga- achacan la alta rotación a la regulación del mercado del alquiler, donde los contratos tienen una duración limitada -sin perjuicio de las prórrogas posteriores-, mientras que en otros países europeos existen contratos de alquiler por tiempo indefinido, como en el mercado laboral. "En países como Francia, Alemania o Países Bajos, los alquileres son indefinidos, solo pueden terminarse por causas justificada, como que el casero tenga que mudarse al piso o que el inquilino haya incumplido el contrato, pero la ley española es muy diferente", explica Jaime Palomera. "Cada vez más gente vive de alquiler y a lo largo de toda la vida, pero la ley te condena a la inseguridad", añade.
Desde IDRA recalcan que los contratos 'temporales' que se acostumbran a firmar en España "no son un fenómeno natural", sino que tienen su origen en un cambio normativo acometido en 1985, cuando el denominado Decreto Boyer eliminó los contratos indefinidos. "Esta ley introdujo los contratos temporales bajo el pretexto de que los indefinidos había destruido la oferta de pisos, pero la realidad es que la oferta siguió cayendo durante más de dos décadas. La oferta de pisos en alquiler solo empezó a subir tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007, porque la gente ya no podía comprar y solo podía vivir de alquiler", expresa Palomera.
Más del 30% de los ingresos
El informe publicado este miércoles apunta a que esta característica de los contratos de alquiler -agravada por la proliferación en los últimos años de los arrendamientos de temporada- provoca que los precios "suban a mayor velocidad". El estudio señala también a que los precios ofertados en los portales inmobiliarios son un 30,9% superiores a los precios reales y a que solo el 7,65% de los contratos actuales están blindados contra las fluctuaciones de precios -ya sean de renta antigua o alquiler social-. Según la encuesta elaborada por IDRA, el 45,5% de los inquilinos madrileños que llevan más de 5 años en su vivienda y el 61,1% de los residentes en Barcelona han sufrido tras las actualizaciones anuales subidas en la renta mensual por encima del IPC.
Fruto de las continuas subidas, los precios asfixian a las familias. El 69,7% de los inquilinos en Madrid y el 64,8% en Barcelona destinan más del 30% de sus ingresos al pago del alquiler y suministros básicos y uno de cada tres dedica más de la mitad de su renta. El esfuerzo es especialmente significativo entre quienes viven solos: uno de cada dos dedica a costearse la vivienda más del 50% de sus ingresos. En consecuencia, el 55% de los inquilinos en Madrid y 48,1% en Barcelona queda en situación de "pobreza severa relativa" tras abonar el alquiler, al disponer de menos de 561 euros por cabeza. "Una proporción significativa de los hogares inquilinos queda atrapada en una espiral de precariedad económica, sin recursos suficientes para cubrir otras necesidades básicas", señala el informe.
Pese al gran esfuerzo que para muchas familias supone el pago del alquiler, solo el 8,5% de los encuestados se han retrasado en algún momento en el pago del alquiler durante el último año (9,8% en Madrid y 7,2% Barcelona). "Teniendo en cuenta que la mayoría de inquilinos destinan más ingresos de los recomendados al alquiler y que la mitad queda en situación de pobreza severa relativa, los datos muestran que la vivienda es lo último que las familias dejan de pagar", concluye el estudio, que propone implantar contratos de alquiler indefinidos, regular los precios y proteger el uso de las viviendas como residencia habitual.