La 'sesión de desconfianza' a la que Junts pretendía someter hoy a Pedro Sánchez en el Congreso ha sido inesperadamente desconvocada por los convocantes. Los de Puigdemont pretendían demostrar, por enésima vez en esta legislatura, que son los socios que menos se fían del Gobierno y los que más le exigen, pero apenas unas horas antes del debate parlamentario sobre su reclamada moción de confianza, han dado un paso atrás. Desconfiados, exigentes y hasta desleales, sí, pero todavía socios interesados en mantener vivo al presidente.
Los independentistas catalanes han buscado la excusa para recular en el mediador internacional que supuestamente guía sus relaciones con el Gobierno y del que nada se había vuelto a saber. Este fin de semana les recomendaba en un comunicado, oportunamente hecho público, que renunciaran a la moción de confianza para no poner en peligro inminentes pagos a sus votos. Tan experta observación venía a descubrir el conocido Mediterráneo que Moncloa surca entre continuas tempestades desde el inicio de la legislatura. Aunque esta vez las aguas permitieron trabajar a los remos.
El otro socio catalán, ERC, también ha visto esta semana librado un nuevo reembolso a su apoyo con la condonación parcial de la deuda autonómica que el Gobierno, además, va a extender al resto de comunidades sobrendeudadas. Más costes políticos sobre las espaldas de Sánchez que, sin embargo, lejos de inestabilizarle, vuelven a atornillar su sillón en la Moncloa. Y nueva decepción en Génova al ver alejarse la soñada ruptura del bloque de la investidura sanchista.
Los socios parlamentarios que sostienen al Gobierno de Sánchez podrán ser, muy probablemente, los más exigentes de la historia. Como también es cierto que en España no disponemos aún de historial de parlamentos atomizados ni de gobiernos pactistas donde consultarlo. Pero la política de coaliciones, de pactos y de socios, por desconfiados que sean, parece la única posible en el polarizado escenario actual. Lo relevante, como ya ocurre en el resto de Europa, es saber elegir al socio.
