Un grupo de doctores ha publicado el caso médico de un hombre que fue sometido a un trasplante de hígado para salvar su vida y que murió menos de un año después a causa de un cáncer que contrajo de su donante.
El paciente anónimo, de 41 años y que vivía en California, tenía una enfermedad hepática crónica y recibió un trasplante de un donante fallecido en 2001, de quien más tarde se descubrió que tenía cáncer de pulmón que no había sido detectado, recoge el Daily Mail.
El receptor murió del mismo cáncer de pulmón que su primer donante un año después, a pesar de que los cirujanos le realizaron un segundo trasplante de emergencia para intentar librarlo de la enfermedad.
Los médicos implicados en el caso escribieron en su informe: "Es evidente que las células tumorales escaparon de los confines del hígado trasplantado una semana después del trasplante y obtuvieron acceso a la circulación general".
Agregaron que la situación es "el primer caso en la literatura de transmisión de cáncer de donante" a pesar de extraer el órgano original y someter al receptor a un segundo trasplante.
Este caso es uno de los pocos en Estados Unidos en los que el cáncer se ha transferido entre donantes y receptores de órganos.
Los médicos creen que pequeñas células cancerosas, demasiado pequeñas para ser detectadas mediante escáneres, migraron de los pulmones del donante a su hígado, lo que explicaría por qué su órgano fue declarado libre de cáncer y seguro para trasplantar.
El paciente originalmente necesitaba un trasplante de hígado porque desarrolló cirrosis por hepatitis B, una enfermedad hepática crónica que hace que el tejido cicatricial reemplace el tejido sano en el hígado y disminuya su función.
El donante era un hombre de 63 años que había muerto de un derrame cerebral pero no tenía antecedentes de cáncer. Los análisis de laboratorio realizados antes del trasplante revelaron que no había signos de cáncer en el hígado, los pulmones ni el pecho del donante.
Sin embargo, cuando se realizó la autopsia al donante al día siguiente de la cirugía, se descubrió un tumor en sus pulmones. Le diagnosticaron póstumamente adenocarcinoma pulmonar metastásico: cáncer de pulmón que se había extendido al área del pecho entre los pulmones.
Los resultados de la autopsia llevaron a los médicos a volver a incluir al paciente en la lista para otro hígado, que recibió siete días después y se recuperó de la cirugía con éxito.
Durante semanas después de la segunda cirugía, el paciente continuó bien, pero debido al cáncer del donante, se sometió a una tomografía computarizada diez meses después del trasplante, que no mostró signos de cáncer en el pecho, el abdomen o la pelvis.
Sin embargo, seis semanas después de la exploración, el receptor empezó a experimentar dolor abdominal, vómitos y sensación de saciedad. Los análisis de sangre, el análisis de fluidos y las exploraciones corporales revelaron un adenocarcinoma pulmonar metastásico, el mismo tipo de cáncer que tuvo su primer donante.
Y los medicamentos inmunosupresores que le dieron al paciente para prevenir el rechazo del órgano probablemente alimentaron el cáncer, permitiéndole crecer y propagarse más fácilmente, haciéndolo aún más mortal.
Le recetaron quimioterapia y estaba previsto que comenzara unas semanas más tarde, pero un mes después del diagnóstico, el hombre desarrolló acumulación de líquido y un coágulo de sangre en las piernas. Fue ingresado en el hospital para recibir tratamiento, pero murió 24 horas después.
El análisis de los cánceres de los donantes y los receptores "corrobora que el primer donante fue la fuente de la malignidad". Los médicos escribieron en el informe del caso publicado en la revista Liver Transplantation que un análisis de las células tumorales de ambos donantes y del receptor "mostró sorprendentes similitudes con el adenocarcinoma pulmonar del donante 1".
Las células tumorales del receptor tenían características "idénticas" al tumor de pulmón del donante 1. Pruebas posteriores revelaron que el cáncer "se originó en el donante 1, no en el donante 2 ni en el propio receptor".
Los casos de cáncer "trasplantado" son extremadamente raros y no existen estadísticas al respecto: sólo se han documentado unos pocos casos esporádicos en la literatura médica.