El actual presidente de Croacia, el populista Zoran Milanovic, ha ganado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de su país con un 73,67%, muy por delante de su rival, Dragan Primorac, que ha obtenido un 26,33% de apoyo, según datos oficiales de la Comisión Electoral Estatal croata correspondientes al 83,45% del escrutinio.
En concreto, Milanovic ha conseguido 821.709 votos, frente a los 289.660 de Primorac. La participación ha sido del 43,89%, un dato previsible, ya que Milanovic estuvo a punto de obtener la victoria directa en la primera vuelta de las presidenciales, el 29 de diciembre, cuando logró un 49% de votos.
La victoria de Milanovic, candidato del opositor Partido Socialdemócrata (SDP) y de nueve partidos menores de izquierda y centro, es la más rotunda lograda en unas elecciones presidenciales desde que Croacia se independizó de Yugoslavia en 1991.
"Os lo agradezco", ha escrito Milanovic en su cuenta de Facebook, en su primera reacción oficial tras anunciarse los primeros datos parciales de escrutinio.
Su rival conservador, médico de profesión y exministro de Educación, al que apoyaba el partido HDZ, en el Gobierno, envió también un escueto "gracias" a sus seguidores a través de las redes sociales.
Milanovic, que fue primer ministro con el SDP entre 2011 y 2016, ha pasado en sus primeros cinco años de mandato de posturas progresistas a desarrollar un mensaje nacionalista, euroescéptico y hasta prorruso, sobre todo en lo relacionado con la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Su principal baza en estas elecciones ha sido presentarse como contrapeso al HDZ del primer ministro croata, Andrej Plenković, el partido que domina la política croata desde hace tres décadas y que está bajo sospecha en diferentes casos de corrupción.
La Presidencia de Croacia es un cargo no del todo ceremonial: su voz tiene cierto peso en política exterior y defensa, y actúa como comandante en jefe del Ejército.
El actual jefe de Estado es crítico de la intervención occidental a favor de Ucrania en la guerra con Rusia, aunque también ha condenado sin paliativos la invasión de las fuerzas de Moscú.