La final de la Supercopa de España ya está aquí. Apenas horas quedan para saber quién se colocará la corona del fútbol español en un partido marcado por las ganas de revancha del Real Madrid tras la goleada culé en el Clásico de Liga y la polémica que rodea al Barça después de que el CSD concediese la cautelar al club blaugrana para poder inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor.
"Hay muchísimo ánimo de revancha. Costó dormir ese día, fue duro. Uno no se espera un resultado tan amplio", ha confesado Fede Valverde, recordando el 0-4 que el equipo de Hansi Flick le endosó a los blancos en octubre, para ir calentando esta final, la tercera consecutiva en la que merengues y culés se verán las caras. Unas declaraciones que hacen pensar que los de Ancelotti saltarán al césped mordiendo en busca de su tercer título esta temporada.
Apenas dos meses después, la situación ha cambiado muchísimo para los dos equipos, hasta el punto de que las tornas se han invertido. Entonces, el Barça se ponía con seis puntos de ventaja en la cabeza de LaLiga y hundía a los blancos en la incertidumbre y la dudas. Ahora, es el Real Madrid el que lidera la tabla, con 43 puntos y un partido más que el Atlético, mientras el conjunto catalán ha caído al tercer escalón (38).
A la Supercopa de España, el Barça, que levantó el trofeo hace dos años tras tumbar a los blancos, acumula dos triunfos, aunque aterrizó en Yeda con dos derrotas y un empate seguidos en Liga. Pero no todo es malo para el FC Barcelona: Hansi Flick podrá volver a contar con Dani Olmo y Pau Víctor en el partido decisivo por el título después de que el Consejo Superior de Deportes concediese la cautelar a ambos futbolistas. Un aliciente más para un equipo —pese a la polémica que ha suscitado en el fútbol español— que tratará de demostrar que los malos resultados son cosa del pasado.
En la Supercopa, el 14 veces 'supercampeón', lo que le coloca como el cuadro más laureado de la competición, se impuso 0-2 al Athletic Club de Bilbao en un partido con un ritmo bajo, impropio de un encuentro a estas alturas de la temporada. Para la final ante el Madrid, los culés pondrán a prueba de nuevo su arriesgado sistema, con la defensa muy adelantada, que ya dio sus frutos en su visita al Bernabéu.
Llega, además, con sus cracks más que enchufados: con un Lamine Yamal asentado en la élite, que viene de marcar en la semifinal y se siente muy cómodo con un rol determinante, y un Raphinha que este curso ha asumido galones. Pedri y Casadó son fijos en un centro del campo que completará Gavi, cuya intensidad en la presión puede ser clave para desactivar la medular madridista.
El Real Madrid, por su parte, no podría llegar en mejor momento a la final: inmersos en una racha de ocho encuentros sin perder, con cinco victorias consecutivas, y con la motivación extra de vengarse de ese 0-4 que su máximo rival le endosó en su casa.
La actuación de Eduardo Camavinga en la semifinal ante el Mallorca, defendiendo siempre hacia delante y omnipresente en el campo, ha cargado de razones al francés para acompañar en la sala de máquinas a un Fede Valverde insustituible en el esquema de Ancelotti. Bellingham, de dulce en este tramo del curso tras celebrar 9 goles en los últimos 11 partidos, será el tercer espada y el mejor aliado de un ataque formado por Vinícius, Mbappé y Rodrygo.