¿Has escuchado hablar este verano sobre el callo solar? Si es así, ha llegado hasta tus oídos una de las últimas tendencias de la temporada en países como España. Por desgracia, en esta ocasión se trata de una práctica muy dañina y peligrosa, que debemos evitar a toda costa.
El 'callo solar', como lo definen numerosos influencers y otras figuras en redes sociales (a menudo especializadas en contenido sobre salud pseudocientífico y sin base en evidencias) hace referencia a la exposición al sol sin protección para generar 'tolerancia al sol'. El principio, no obstante, hace aguas: la radiación ultravioleta que desprende el astro rey es un carcinógeno comprobado, y sus efectos dañinos no disminuyen con la exposición prolongada sino todo lo contrario.
El peligro de la radiación ultravioleta
Según explica la Organización Mundial de la Salud, nuestra piel necesita recibir cantidades muy pequeñas de radiación ultravioleta para la síntesis de vitamina D (apenas 20-30 minutos diarios de exposición, que puede ser indirecta y/o bajo protección). Por el contrario, una exposición excesiva (categoría en la que entra de lleno pasar tiempo al sol sin protección) puede provocar una serie de problemas en la salud que, con el tiempo, podrían llegar a derivar en varios tipos de tumor.
Cuando esta exposición excesiva es aguda (es decir, se desarrolla en un momento puntual del tiempo) concretamente pueden aparecer efectos como daños en el ADN, quemaduras solares, reacciones fototóxicas y fotoalérgicas e inmunodepresión (en sí misma un factor de riesgo de aparición de cáncer y de reactivación de algunas infecciones víricas, como la causante del herpes labial).
En contraste, la exposición crónica (es decir, que se produce a lo largo de un período prolongado de tiempo) se asocia a un aumento significativo en el riesgo de padecer ciertos cánceres:
- Melanoma cutáneo, un tumor maligno y potencialmente mortal.
- Carcinoma epidermoide (o de células escamosas), otro tipo de tumor maligno.
- Carcinoma basocelular, un cáncer de piel de crecimiento lento más común en personas mayores.
- Envejecimiento prematuro de la piel.
Por aportar algunos datos, sólo en el año 2020 se estima que la radiación solar provocó cerca de 1,2 millones de nuevos casos de cáncer de piel distinto del melanoma y 325.000 casos de melanoma cutáneo en todo el mundo, así como 64.000 y 57.000 muertes prematuras por cáncer de piel distinto del melanoma y por melanoma respectivamente.
Claves para proteger la piel del sol en verano
En base a todo esto, el organismo recomienda tomar algunas medidas básicas de protección frente al sol. Particularmente, la OMS aconseja:
- Limitar el tiempo de exposición solar al medio día.
- Tratar de mantenernos a la sombra.
- Usar ropa protectora.
- Usar sombreros de ala ancha para proteger en lo posible los ojos, la cara, las orejas y el cuello.
- Usar gafas de sol envolventes, que garanticen protección elevada.
- Emplear protectores solares de alto espectro en las zonas de la piel no cubiertas por la ropa. La protección que ofrecen, aún así, es menor que la de la sombra o la ropa y no deben emplearse para prolongar el tiempo de exposición al sol.
- No emplear aparatos de bronceado artificial.
Aunque por cuestiones culturales el bronceado se asocie a nociones de belleza, salud y juventud, no debemos olvidar que es síntoma de una exposición excesiva a la radiación solar y por tanto de un factor de riesgo en enfermedades muy severas. Puede ser tentador buscarlo, pero debemos recordar lo dañinas que llegan a resultar creencias como la del 'callo solar' y tratar de protegernos lo mejor posible para evitar efectos negativos en nuestra salud.
Referencias
OMS (2022). Radiación Ultravioleta. Consultado online en https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ultraviolet-radiation el 19 de agosto de 2024.
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