Cuando uno pasa un mal año, se suele recurrir a la expresión latina annus horribilis. Es un poco discutible decir que sea el caso de Pedro Sánchez, pero lo que sí se puede afirmar con rotundidad es que octubre ha sido un mensis horribilis para el presidente del Gobierno.
Si las novedades del caso Koldo, que ponen en el disparadero a José Luis Ábalos, otrora número 2 de Sánchez y los fracasos de los contraataques judiciales contra el juez Peinado, que investiga a Begoña Gómez, no eran suficientemente malos para Sánchez, este jueves le ha estallado otra 'bomba' cercana: el escándalo sexual de Iñigo Errejón, que deja tocadísimo a Sumar, principal socio de la coalición de Gobierno.
Ábalos, contra las cuerdas
Lo primero fue un nuevo informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que ha dejado al borde de la imputación al exministro José Luis Ábalos y pone en cuestión a varios miembros del Gobierno.
Después, el pasado día 17, la Fiscalía Anticorrupción señaló en su informe al juez de la Audiencia Nacional que instruye el caso Koldo que se debía pedir al Tribunal Supremo que investigara a Ábalos porque "resulta difícil entender la operativa desarrollada por Koldo García —exasesor del exministro— y Víctor de Aldama —el presunto conseguidor de la trama— sin la participación" del que también fuera secretario de Organización del PSOE.
Cinco días después, el juez de la Audiencia Nacional encargado de investigar el caso Koldo, Ismael Moreno, envió una exposición razonada al Tribunal Supremo en la que le solicitaba que investigara al exministro de Transportes José Luis Ábalos ante los "indicios fundados y serios" de su "papel principal" en la trama de corrupción. Moreno atribuye a Ábalos —aforado ante el alto tribunal en tanto es diputado del grupo mixto— presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y cohecho tras recibir un informe de la UCO en el que se presentan indicios de su "responsabilidad" en el caso Koldo.
El fiscal general, imputado
Otro golpe judicial recibido por el Gobierno llegó el día 16, cuando el Tribunal Supremo decidió abrir una investigación contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos del que le acusa la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
La Sala de lo Penal tomó la decisión por unanimidad, atendiendo una exposición razonada que elevó el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), y dando así un paso sin precedentes en esta democracia: la imputación de un fiscal general.
Rechazas las querellas contra Peinado
Las malas noticias procedentes del sector judicial se han sucedido este mes de octubre para Sánchez. El viernes 18, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) rechazó la querella de Pedro Sánchez, la tercera que recibía el tribunal contra el juez Juan Carlos Peinado por la investigación a Begoña Gómez, la mujer de presidente del Gobierno.
De hecho, ninguna de las querellas contra Juan Carlos Peinado ha prosperado: ni la que presentó el periodista Máximo Pradera, que apuntaba a un delito de revelación de secretos; ni la de Sánchez, que acusaba a Peinado de prevaricar. La que presentó el abogado de Begoña Gómez, Antonio Camacho, se encuentra aún pendiente de resolución, aunque la Fiscalía se ha pronunciado en contra de su admisión.
La guinda de Errejón
A este maremágnum de bofetadas judiciales, se ha sumado esta semana la guinda del pastel. Aunque no es un caso que afecte directamente al Partido Socialista, el escándalo de acoso sexual que ha provocado la caída de Iñigo Errejón, portavoz en el Congreso de Sumar, ha sido un golpe en la línea de flotación de una coalición de gobierno débil desde su nacimiento.
Después de conocerse el escándalo de Errejón, todas las miradas se centraron en la vicepresidenta Yolanda Díaz, a la que se le plantea la cuestión de si era conocedora de las acusaciones contra su portavoz parlamentario antes de colocarlo en el cargo.
En cuanto a este asunto, Pedro Sánchez solo ha mostrado su apoyo público a las víctimas de las agresiones sexuales, sin citar a Errejón pero mostrando su respaldo a Sumar, que se encuentra en su momento más débil de su breve historia y que al tambalearse, también hacen zozobrar a un gobierno de coalición que avanza a trompicones y con poca sensación de estabilidad.