José Luis Ábalos declarará este jueves ante el juez después de haber intentado infructuosamente retrasar lo inevitable. El magistrado que instruye la parte del ‘caso Koldo’ que investiga el Supremo, y que viene mutando en ‘caso Aldama’ desde que el empresario ensayase en la Audiencia Nacional la conocida escena de ‘tirar de la manta’, le ha negado un aplazamiento. Ábalos acude voluntariamente antes de que el Alto Tribunal pida su suplicatorio al Congreso y proceda a investigarle como imputado con derecho a abogado pero su sola presencia en sede judicial ya ha desatado un seísmo de expectación.
Víctor de Aldama se ha puesto a tejer una supuesta manta paliativa con sus más que evidentes fibras de conexión con el exministro y su famoso asesor, Koldo García, pero el locuaz conseguidor se enfrenta a tal volumen de delitos que para que la justicia tenga a bien ‘compensarle’ por sus delaciones necesita más lana. El interrogatorio de Ábalos de esta semana precede al del propio Aldama, el lunes próximo, y al de Koldo García del miércoles, tres testimonios claves tras los que el juez Leopoldo Puente decidirá sus siguientes diligencias.
Desde sus explosivas acusaciones del pasado noviembre implicando a Santos Cerdán, al ministro Angel Víctor Torres o al jefe de gabinete de la vicepresidenta María Jesús Montero en supuestos cobros de dinero, y hasta al mismísimo presidente Sánchez de estar al corriente, el confeso comisionista ha amagado más que dado. Las “sólidas pruebas” con las que vendría a apoyar sus graves imputaciones se han quedado, hasta ahora, en fotos que confirman sus antaño buenas relaciones con determinados cargos de la guardia civil o de Interior y en un listado de obras públicas marcadas con rotulador por no se sabe quién que ya están siendo revisadas.
Con Ábalos, por el contrario, la manta ha crecido de pelo gracias al contrato de alquiler de un piso de lujo en Madrid, que el exministro no ha negado pero atribuye a un engaño del empresario, y del que habrá de dar explicaciones al juez. El ‘caso Aldama’ podrá albergar al ‘caso Koldo’ o, incluso, a un ‘caso Ábalos’ pero para que llegue a la categoría de ‘caso Sánchez’ será necesario que aparezca mucha más manta de la que tirar.
