Luis Rubiales es un agresor sexual

Ya lo cantó María Jiménez, pero habrían de pasar 47 años para que su Se acabó adoptara visos de veracidad. Se acabó la impunidad de los hombres para ningunear los tocamientos, palpamientos y besos no consentidos a las mujeres. Se acabó que nuestros superiores –jefes o jefecillos– se sientan impunes para ejecutar semejantes tropelías. Sí, señor Rubiales, se acabó, mal que le pese a usted y a otros muchos. Y así lo ha dejado por escrito un magistrado varón. Hubiera preferido un fallo mucho más contundente en las formas, pero habré de conformarme con el fondo: culpable de agresión sexual. Recuerde: cuando reparta sus "piquitos" por el orbe asegúrese de que son deseados y consentidos. El de la señora Hermoso resultó no ser lo uno ni lo otro.

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