La lección de Toni Nadal que le cambió la vida a Rafa a los 12 años: "Si quieres pescar, puedes pescar, pero si quieres ganar..."

Rafa Nadal compartió este martes su carta más sincera, de puño y letra, a The Players Tribune. En la misma, titulada El Regalo, habló de toda su carrera, pero quiso destacar una buena anécdota que le ocurrió cuando apenas tenía doce años, tras una dura derrota, y la lección que le dio entonces su tío Toni y que le cambió la vida.

"A esa edad, me encantaba ir a pescar, me encanta el mar, soy de Mallorca y en mi caso, el mar forma parte de mi vida. Se trata de la sensación de estar al lado del mar, sentado en las rocas con familia y amigos, o en un barco. La desconexión y la paz que sientes es algo especial. Un día fui a pescar, cuando podía haber estado entrenando y al día siguiente; Perdí mi partido", relata en el inicio de su misiva antes de desarrollar lo que ocurrió después.

"De vuelta a casa, estaba llorando en el coche y mi tío, que a esa corta edad tuvo una gran influencia en mí y que fue quien hizo que me enamorase del tenis, me dijo: 'Está bien, es solo un partido de tenis. No llores ahora, no tiene sentido. Si quieres pescar, puedes pescar. No hay problema. Pero entonces perderás. ¿Y si quieres ganar? Si quieres ganar, lo primero es lo primero'", recuerda.

En el mimo texto, Nadal recuerda que esa fue "una lección muy importante" para él en el momento de su vida en que todo le empujó a empezar su camino de leyenda. "Si la gente me ve como un perfeccionista, es también por esa llamada interior que sentí aquel día en el coche de regreso a casa. Esa voz nunca me ha abandonado. Un día puedo estar en el mar, pero hoy y mañana; tenía que entrenar", reflexiona.

Justo después, cuenta el segundo momento en el que empezó a soñar verdaderamente en grande: "Mis héroes eran personas que conocía en la vida real ya fueran futbolistas compañeros de mi tío Miguel Ángel o de algún otro ámbito", pero llegó el momento que aparece en la foto de esta pieza y cambió todo.

"Cuando tenía 12 años, tuve ocasión de jugar con Carlos Moyà por primera vez. Un compatriota español, también mallorquín, campeón de Roland Garros y el primer jugador español en llegar a ser número uno. Estaba algo nervioso solo por pelotear con él. Fue una experiencia inolvidable, una ventana a otro mundo. Para mí el tenis estaba pasando de ser solo una diversión, un juego de niños, a ser un verdadero objetivo. Me hizo soñar un poco más: Un día, tal vez pueda jugar en Roland-Garros...", culmina en su relato.

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