Tara Davis-Woodhall se posicionó en la cima del atletismo mundial logrando la medalla de oro en salto de longitud en los Juegos Olímpicos de París 2024, y apenas unas semanas después, su marido, Hunter Woodhall, se ha unido a ella en la cúspide del deporte subiendo a lo más alto del podio en la prueba de 400 metros lisos T62 de los Juegos Paralímpicos.
La pareja se conoció en 2017, en una competición de atletismo. Con ambos aún en sus años formativos, comenzaron una relación a distancia que culminaría en matrimonio en 2022. Apenas dos años después, el matrimonio de atletas regresa de París con dos preseas de oro al cuello, y una historia de amor conocida por el mundo entero.
Tras haber sido sexta en Tokio 2020, Tara llegó a los últimos Juegos Olímpicos en el mejor momento de su carrera, tras haber logrado la plata en los mundiales de Hungría el año pasado, y el oro, ya en 2024, en los mundiales de pista cubierta disputados en Glasgow. París fue la guinda del pastel, pues un vuelo de 7,10 metros establecía a la tejana como la mejor saltadora de longitud del mundo.
A su esposo le tocaba esperar un mes más para competir en los Paralímpicos. A pesar de su hemimelia peronea o fibular (ausencia congénita o acortamiento del peroné) que padeció desde su nacimiento y que obligó a que sus piernas fuesen amputadas antes de cumplir un año de vida, Hunter Woodhall es uno de los protagonistas de París 2024.
Su quinta medalla paralímpica, la primera de oro, en los 400 metros lisos, fue el culmen de su carrera, o al menos por el momento, y tal y como lo hiciera su esposa en agosto, lo primero que hizo Hunter tras cruzar la meta fue encontrarse con el amor de su vida, que le animaba desde las gradas. Tras un beso y una felicitación, ambos se sientan ahora en el olimpo del atletismo actual.
