El neerlandés Mathieu Van der Poel pasó a la historia del ciclocross, imponiéndose por séptima vez en el Mundial, esta vez en la localidad francesa de Lievin, donde igualó el récord del belga Eric De Vlaeminck con una portentosa exhibición en solitario de principio a fin, sin rival posible.
Van der Poel (Kepellen, 30 años) llegaba de ganar cinco pruebas de la Copa del Mundo y siete victorias en la temporada, y era el gran favorito en Lievin, donde aplicó el mismo método, el ganador: salir disparado, abrir hueco y correr en solitario hasta meta.
El neerlandés se presentó en meta con un tiempo de 1h 02:44. No hubo duelo directo con Van Aert, quien cruzó la línea a 55 segundos de su rival y enemigo íntimo. El bronce se lo colgó el campeón de Europa y vencedor de la Copa del Mundo de Benidorm Thibau Nys, a 1:06 minutos.
Felipe Orts, séptuple campeón de España y subcampeón de Europa, empezó en el grupo de cabeza, como siempre ambicioso, pero cuando Van der Poel y el equipo belga al completo empezaron a forzar la máquina, el alicantino perdió posiciones.
Trató de seguir a Van Aert, obligado a remontar tras salir en posiciones retrasadas, pero el corredor de Herentals lo reventó en un par de vueltas. Finalmente el alicantino llegó en el puesto 12 a 2:45 minutos, sin poder igualar el top ten de 2024.
El guion de Van der Poel fue aplastante: "El que pueda que me siga". Puso su ritmo y optó por correr en solitario, sin compañía. Trataron de perseguir su compatriota Nieuwenhuis y los mejores belgas, el ganador de la Copa del Mundo, Michael Vanthourenthout, el campeón de Europa Thibau Nys, Laurens Sweeks y Toom Aerts.
Más retrasado sufrió Van Aert hasta alcanzar el grupo de perseguidores. Lo logró, pegándose a Niewenhuis, a quien descolgó más tarde, con 3 vueltas por delante hasta meta.
El Mundial se convirtió en un paseo triunfal para el maestro Van der Poel, ya a su ritmo, sin necesidad de arriesgar más de la cuenta, con un Van Aert tirando de orgullo por la plata, y Nys discutiendo el bronce con Niewenhuis, quien trató de acompañar en el podio a su jefe de filas.
Un triunfo histórico, un peldaño más para marcar una época irrepetible, ya a la altura de De Vlaeminck, pero con futuro por delante.