A estas alturas pocos dudarán de la importancia del ejercicio para garantizar un buen estado de salud física, si bien sus bondades se extienden a muchas otras áreas cuyas conexión resulta sorprendente. El alzheimer, que afecta en España a casi un millón de personas, está ya en la diana científica en este sentido. Un equipo británico-brasileño acaba de dar con una clave esperanzadora en un ensayo con ratones.
Las últimas estimaciones de la Fundación Pascual Maragall apuntan a que este año en España serán diagnosticadas de demencia 992.000 personas, una gran parte de ellas de alzheimer. Una cifra que en 2050 podría llegar a 1,7 millones de personas, siguiendo la tendencia alcista prevista en general para Europa.
Voces expertas señalan la necesidad de investigar la prevalencia en menores de 65 años de una enfermedad que se explica por el envejecimiento demográfico y el aumento poblacional. Las demencias son por tanto todo un desafío para la ciencia y también para la salud pública, de ahí que los equipos de investigación demanden la estandarización de programas de ejercicio para la población envejecida, con el fin de desacelerar su aparición o incluso prevenirla.
El ejercicio reestablece el cerebro 'envejecido'
El estudio referido, dirigido por equipos de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y la Universidad Federal de São Paulo (Brasil), destaca por haber constatado en ratones que la actividad física no solo protege las células cerebrales sanas, sino que también restablece el equilibrio en el cerebro envejecido. A través de marcadores clave para el diagnóstico del alzheimer (placas amiloides, ovillos de tau, acumulación de hierro en las células productoras de mielina), el ensayo ha medido cómo impacta la actividad aeróbica en el hipocampo de los ratones.
Los animales que completaron los ejercicios presentaron una mejora de sus células cerebrales y una reducción de la inflamación cerebral, así como de la muerte cerebral. También se constató que la comunicación entre las células cerebrales era significativamente mejor que en el momento previo al estudio. Este equipo científico espera ahora confirmar en humanos los efectos protectores observados en esta experimentación animal.
¿Qué ejercicio aeróbico podemos hacer?
La pregunta ahora es obvia: ¿qué ejercicio aeróbico sería el más recomendable? Aunque el estudio aún tendrá que desarrollarse en humanos y será entonces cuando se revelen qué ejercicios son más apropiados y eficaces, sí podemos tener en cuenta que el ejercicio aeróbico es una actividad física que admite diversas modalidades.
La clave es que se practique a niveles moderados de intensidad durante períodos de tiempos extensos. Pueden ser de bajo o alto impacto, y en ambos casos procuran una frecuencia cardíaca más elevada. Entre los primeros se encontrarían, por ejemplo, una caminata o nadar; entre los segundos, correr, bailar, jugar al tenis o pedalear. Es importante el tiempo de la actividad, no menos de 20-30 minutos, y que se realice de forma periódica, varios días a la semana.
Referencias
Science Daily (2025, 15 de enero). Aerobic exercise: A powerful ally in fight against Alzheimer's. https://www.sciencedaily.com/releases/2025/01/250115230749.htm