Enero es el mes de los propósitos de Año Nuevo, como dejar de fumar o empezar a llevar una vida más saludable. Desterrar el alcohol es también el primer paso para ello, y sus beneficios para la salud física y mental se pueden hacer notar bastante rápido, con solo un mes de abstinencia.
Richard de Visser, profesor de Psicología de la Salud en la Facultad de Medicina de Brighton y Sussex, de la Universidad de Sussex, desgrana en un artículo publicado en The Conversation algunos de los efectos positivos para la salud que se han podido ver en dos estudios en el que los participantes estuvieron al menos un mes sin beber ni gota de alcohol.
"A nivel biológico, un mes de abstinencia se asocia con reducciones de la grasa hepática, la glucosa en sangre y el colesterol en sangre", apunta este experto sobre uno de esos estudios, en el que se examinó a 4.232 adultos que se sumaron en Reino Unido a un reto apodado 'enero seco'.
Respecto a los efectos inmediatos que conlleva dejar el alcohol, uno de ellos es que las personas duermen mucho mejor cuando no beben. "Aunque muchos creen que el alcohol facilita el sueño, se ha demostrado que su consumo perjudica la calidad del sueño y la cantidad de horas de sueño que una persona tiene. Esto puede afectar a la memoria y a la concentración. El consumo de alcohol también puede empeorar la apnea del sueño", advierte De Visser.
Además de tener un mejor sueño, el 52% de los que participaron en el reto de no beber alcohol durante un mes aseguraron que tenían más energía, mientras que el 50% aseguró que tenía una mejor salud general. A nivel económico también tiene sus ventajas, ya que el 63% reconoció que dejar el alcohol durante un mes les ayudó a ahorrar dinero.
Asimismo, el experto ha ofrecido una serie de consejos para aquellos que quieran intentar el reto de no beber alcohol durante un mes. La clave está en "minimizar las oportunidades de beber", como no tener alcohol en casa. En el caso de salir con amigos a un restaurante o a un pub, recomienda "planificar con anticipación y decidir qué beberá en lugar de lo que suele pedir".
Si controlar la presión social o las expectativas para beber se plantean como un reto difícil, De Visser aconseja "socializar en lugares y momentos sin alcohol. Podría reunirse en una cafetería en lugar de un bar, o reunirse el sábado por la mañana en lugar del sábado por la noche", concluye.