El efecto de tomar alcohol durante un vuelo: ¿por qué podría ser peligroso?

El avión se ha convertido en las últimas décadas en uno de los medios de transporte más utilizados en todo el mundo. Atrás quedan esos tiempos en los que se trataba de una opción reservada para gente de alto poder adquisitivo. En 2023, España registró cifras récord, con dos millones y medio de vuelos, según datos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). Tanto en vuelos cortos como largos el alcohol aparece en los menús de las compañías, ¿tiene alguna repercusión en nuestra salud?

Más allá de la duración, no hay que olvidar que todo vuelo supone un cambio de presión atmosférica que hay que tener en cuenta. A mayor altitud, la presión se reduce exponencialmente y esto incide en una caída del nivel de saturación de oxígeno en sangre en los pasajeros. Una situación que afecta a todo tipo de personas, sea cual sea su estado de salud.

Voces expertas aseguran sin embargo que las personas sanas no tienen de qué preocuparse, sino que el riesgo está sobre todo en aquellas que tengan una enfermedad subyacente, siendo el sistema cardiovascular el más señalado. Esto es así porque el gran temor en un vuelo es padecer una trombosis venosa profunda, formación de coágulos en las extremidades inferiores. Aquí influyen los antecedentes familiares, el embarazo o un parte reciente, o estar con tratamiento quimioterápico.

El sistema cardiovascular, a prueba

Más allá de tener en cuenta que las condiciones aerodinámicas de un avión, un equipo del Instituto de Medicina Aeroespacial de Alemania se ha interesado por el impacto que las bebidas alcohólicas pueden tener en nuestro organismo durante los vuelos de larga distancia.

La presión parcial de oxígeno en la cabina disminuye, así que este equipo ha analizado cómo se relaciona esta condición con la ingesta de alcohol y el resultado es que la calidad de sueño disminuye, el sistema cardiovascular "se pone a prueba" y la hipoxemia, o bajo nivel de oxígeno en sangre, se prolonga durante más en el tiempo.

El hallazgo se produjo tras el estudio del sueño de dos grupos de personas con edades comprendidas entre los 18 y los 40 años. Uno de los grupos fue analizado en condiciones normales mientras que el segundo fue sometidas a condiciones similares a las de la presión de una cabina a velocidad de crucero. El alcohol consumido por el grupo de control fue cerveza, vino y vodka.

Trastornos leves conocidos que causa el vuelo

Dada esa mayor circulación general en este medio de transporte, una parte considerable de la población ya es conocedora de los síntomas más habituales a los que se expone. La deshidratación no pasa desapercibida para casi nadie, quizás solamente para los más pequeños. La circulación sanguínea y el sistema digestivo también sufren alteraciones:


  • Deshidratación: una circunstancia sufrida por todos aunque no seamos conscientes. Se manifiesta en las mucosas y la piel.
  • Hinchazón de piernas y pies: es habitual ver a pasajeros levantarse del asiento incluso cuando se trata de vuelos cortos. Probablemente serán personas con tendencia a la retención de líquidos, situación que no favorece la presión de la cabina.
  • Gases y estreñimiento: molestia más común en los vuelos largos debido a que se ingiere más cantidad de comida y el sistema digestivo debe adaptarse a otro ritmo, a lo que hay que sumar la deshidratación, que obstaculiza aún más el proceso digestivo.

Referencias

Trammer RA, Rooney D, Benderoth S, et al. (2024). Effects of moderate alcohol consumption and hypobaric hypoxia: implications for passengers sleep, oxygen saturation and heart rate on long-haul flights. Thorax. https://thorax.bmj.com/content/early/2024/05/03/thorax-2023-220998.citation-tools

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