La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha escenificado este lunes el acuerdo con los sindicatos para elevar el salario mínimo interprofesional (SMI) en 50 euros al mes hasta 1.184 euros en 14 pagas alcanzado el pasado 29 de enero. Díaz se ha tomado la tradicional foto con los líderes sindicales Pepe Álvarez (UGT) y Unai Sordo (CCOO), y ha lanzado un alegato reivindicando la importancia del SMI para reducir la desigualdad y la pobreza laboral.
Un discurso en el que Díaz no ha despejado ninguna incógnita sobre el tratamiento fiscal que le espera al sueldo mínimo que se puede pagar por ley. Hacienda está barajando la posibilidad de que el SMI empiece a pagar IRPF, algo que podría implicar para algunos contribuyentes que casi la mitad de la subida se les esfume en pagar el impuesto. La propia vicepresidenta segunda ha rechazado esta posibilidad en varias ocasiones y considera que se debe elevar el umbral mínimo exento de retención en IRPF para alinearlo con el salario mínimo, como se ha venido haciendo con las alzas del SMI en los últimos años.
"Los enemigos de España no se encuentran en la subida del SMI, se encuentran en los fondos de inversión", ha señalado Yolanda Díaz en su intervención, para después añadir que "si hay una herramienta que sirve para desigualdad y reducir la pobreza laboral, se llama SMI". Un alza que, en palabras de la vicepresidenta, "también sirve para elevar el conjunto de los salarios de nuestro país". En total, la vicepresidenta estima que en torno a 2,5 millones de trabajadores se verán beneficiados por el incremento, casi la mitad de ellos (41,5%), menores de 35 años.
"50 euros más al mes importan. Se trata de hacer algo más fácil la vida que muchas personas tienen en España que es muy difícil", ha defendido Díaz, para después añadir que subir el SMI "es la mejor inversión social que podemos hacer". Díaz ha reclamado mover el foco del SMI a los "salarios excesivos" que se ven en los consejos de administración de las grandes empresas.