En nuestro día a día, todos cometemos una serie de errores tanto de higiene personal como de hábitos poco recomendables según los expertos. En todos los casos son costumbres que hemos interiorizado y que ni siquiera nos detenemos a pensar, puesto que forman parte de nuestras rutinas. Hay muchos gestos inadecuados que pueden poner en riesgo nuestra salud sin que nos demos cuenta.
Dentro de todas esas costumbres poco recomendables en opinión de los expertos, la doctora María Marcos, dermatóloga, ha publicado en su perfil de Instagram cuatro que considera especialmente nocivas desde el punto de vista de nuestra seguridad e higiene, puesto que pueden provocar una acumulación de bacterias que lleven consigo problemas más graves.
1. Cuidado con las esponjas del baño, son un nido de bacterias
En primer lugar, la doctora Marcos explica lo nocivo que puede resultar guardar y mantener las esponjas en el baño. Una esponja es un foco inevitable de acumulación de bacterias y gérmenes, por lo que e imprescindible mantenerlas escrupulosamente limpias, así como renovarlas a menudo.
Sin darnos cuenta, cuando pasamos la esponja por el cuerpo al ducharnos, estamos extendiendo las posibilidades de provocar infecciones en la piel. Además, debemos tener especial cuidado con el material del que están hechas estas esponjas, puesto que en muchos casos van a agredir nuestra piel por ser inadecuadas e incompatibles. Así pues, para evitar este tipo de problemas, quizá deberíamos plantearnos no usarlas, o pedir consejo a un dermatólogo previamente.
2. No bajar la tapa del váter al tirar de la cisterna, un peligro
La dermatóloga hace especial hincapié en un segundo gesto que muchos llevamos a cabo sin pensar y que puede ocasionar problemas 'invisibles'. La experta explica en sus redes que existen numerosos estudios que demuestran que las micropartículas con restos de excrementos se pueden extender hasta 1,5 metros al tirar de la cisterna.
Antes de olvidarnos de cerrar la tapa del váter, ese gesto tan sencillo que debería ser nuestra biblia, deberíamos detenernos a pensar que el agua es capaz de volatilizar micropartículas con restos de excrementos, y que éstos son capaces de alcanzar un metro y medio de distancia. Aparte de inhalarlos si la tapa está abierta, estos gérmenes podrían fijarse en nuestro cepillo de dientes si éste está en su trayectoria.
Así pues, el consejo de la experta es extremar las precauciones, cerrando la tapa y, sobre todo, manteniendo nuestro cepillo de dientes lo más lejos del inodoro posible, puesto que después va a entrar en nuestra boca, y ahí es donde podrían comenzar los problemas de salud.
3. El agua de la ducha, ni muy caliente ni muy a menudo
Otra costumbre generalizada y potencialmente peligrosa es utilizar el agua de la ducha excesivamente caliente. Si a esto le sumamos que hay personas que se duchan varias veces al día, lo que estaremos haciendo es comprometer la defensa de la barrera cutánea.
Nuestra piel en sus capas más superficiales cumple la misión de proteger al organismo de la 'invasión' de agentes externos. Si abusamos del agua muy caliente y de los jabones fuertes, estaremos debilitando esa barrera natural, y abriendo el paso a los gérmenes, al tiempo que provocando su deshidratación. La ducha, templada mejor, y sólo una vez al día.
4. Mejor no utilizar los bastones de los oídos
No es la primera vez que escuchamos hablar a los expertos de este consejo. Los bastoncillos de los oídos, esos productos que en España usamos para todo y en todas las edades (incluso en los bebés) no es la mejor idea para proteger nuestros oídos. La cera es una sustancia que se produce de manera natural, y esa obsesión por eliminarla, desde luego, no debe llevarse a cabo con bastoncillos de algodón.
La razón que esgrime la doctora Marcos (y la mayoría de especialistas) es que con ello, por mucho cuidado que queramos tener, estamos empujando la cera hacia el interior, lo que podría provocar un tapón. Si además lo introducimos más de la cuenta, el peligro implicaría, incluso, la rotura del tímpano.