Tras la Navidad a algunos les invade la tristeza por volver a la rutina. Ese sentimiento hace que les cueste volver al trabajo con el ritmo o la energía adecuadas. Ese cambio abrupto, de las vacaciones navideñas al trabajo, se recibe mal. Algunas personas sufren una especie de depresión pos Navidad.
Como el término "depresión" se refiere a una perturbación mucho más grave de nuestro estado anímico, la depresión pos-Navidad no está reconocida como un trastorno mental en los manuales. Sin embargo, "es innegable que la vuelta a la rutina tras unos días de descanso puede ser difícil, especialmente si nuestros empleos no reportan una auténtica satisfacción personal o encorsetan en exceso nuestra vida", asegura Joaquín Mateu Mollá, Doctor en Psicología Clínica.
"Estamos hablando por lo tanto de un fenómeno real, de una vivencia por la que muchas personas transitan todos los años, pero que por fortuna no debería suponer mayor problema ni extenderse durante demasiado tiempo", cuenta a 20minutos quien es Director del Máster Oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Se trata de una dificultad en el proceso de adaptación al cambio (más o menos abrupto) que implica la vuelta al trabajo. La cuestión es cómo podemos superar la depresión pos-Navidad.
El cuerpo humano agradece la regularidad en todos los sentidos: actividad, nutrición y descanso"
Según Mateu, "la mejor estrategia que podemos seguir es la de tratar de reducir el impacto que esto pueda suponer". No debemos descuidar las rutinas básicas. Durante los días festivos es habitual que los horarios para comer y para dormir se alteren ostensiblemente, "por lo que los esfuerzos por restablecerlos añadirán complejidad a la situación".
Nos gusta la regularidad: a recuperarla
Debemos esforzarnos por mantener la estabilidad en nuestra vida, durmiendo aproximadamente el mismo tiempo (y acostándonos más o menos a las mismas horas) y escogiendo los alimentos acostumbrados. Según este psicólogo clínico, también es importante llevar a cabo algo de actividad física, preferiblemente al aire libre y durante el día, pues tanto la luz solar como la naturaleza benefician a la salud mental.
"El cuerpo humano agradece la regularidad en todos los sentidos: actividad, nutrición y descanso. Si se la proporcionamos durante todo el año, los cambios a los que deberá enfrentarse serán por norma general más llevaderos", asegura el experto.
Reconocernos el mérito por el camino recorrido y vislumbrar con optimismo realista el que queda por recorrer son hábitos irrenunciables"
Para superar una posible depresión pos-Navidad también ayudará ser realistas. "Muchas personas acaban el año prometiéndose a sí mismas grandes cambios sin organizar un plan estructurado y razonable que permita alcanzarlos. Además, tienden a sentirse poco agradecidas por las metas que conquistaron en su pasado", explica Mateu.
Se trata de descomponer este gran plan en objetivos más discretos, sencillos y conquistables, "pues de lo contrario acabaremos perdiendo el rumbo de nuestros propósitos y abandonándonos a la costumbre". Según el psicólogo, "reconocernos el mérito por el camino recorrido y vislumbrar con optimismo realista el que queda por recorrer son hábitos irrenunciables si queremos disfrutar de una fantástica calidad de vida". Mateu cree que en el inicio del nuevo año "debemos ser especialmente conscientes de ello".
Relaciones interpersonales e intrapersonales
Pero no estamos solos; somos seres sociales y nuestra relación con los demás es fundamental a todos los efectos. Según el experto es "esencial" cuidar las relaciones interpersonales y también las intrapersonales para adaptarnos mejor a los cambios.
Las interpersonales se refieren al apoyo social que puede ofrecernos el entorno en los días de dificultad. "No basta con tener muchas personas a nuestro alrededor, sino que también deberíamos ser capaces de pedir ayuda en el caso de que creamos necesitarla, entendiéndonos a nosotros mismos como individuos susceptibles de transitar por adversidades sin que ello deba invalidarnos", explica el psicólogo.
"Con las intrapersonales apelamos a lo que es quizá más importante todavía: a ser capaces de brindarnos a nosotros mismos un autocuidado que ampare el dolor y que nos proteja de trastornos emocionales en el futuro", añade. Y nos pone algunos ejemplos: aprender a relajarnos o reservar algo de tiempo a actividades que nos den un respiro de la tensión y de los compromisos adquiridos.