Cómo detectar la esclerosis múltiple: estos son los primeros síntomas de advertencia

Los tumores de la médula espinal, como sucede con otros de los que afectan al sistema nervioso, son relativamente raros y poco frecuentes. Sin embargo, pueden tener consecuencias muy graves, por lo que es muy importante atender a sus síntomas para detectarlos de manera lo más temprana posible.

¿Qué es exactamente la esclerosis múltiple?

Según explica la Clínica Mayo (Estados Unidos), la esclerosis múltiple es una enfermedad del cerebro y la médula espinal (es decir, del sistema nervioso central) que suele resultar incapacitante. Es un trastorno autoinmune, en el que son las propias defensas de nuestro organismo las que atacan la vaina protectora (mielina) que recubre las fibras nerviosas.

Este deterioro de la vaina de mielina causa problemas en la comunicación entre el sistema nervioso y otras partes del organismo, que con el tiempo se vuelven permanentes.

Es una patología sin cura, pero existen tratamientos que pueden ralentizar la progresión de la enfermedad y controlar los síntomas, especialmente si se comienzan en las primeras fases de la enfermedad. Por ello, es fundamental buscar atención médica si se presentan los primeros signos.

¿Cuáles son los síntomas?

Lo primero que hay que aclarar es que los síntomas varían mucho entre una persona y otra. Lo segundo es que aparecen en diferentes patrones, según el tipo de esclerosis múltiple que padezca cada paciente.

Estos patrones son:

  • Esclerosis múltiple con recaídas y remisiones: muchos pacientes presentan este patrón en el que aparecen crisis con la aparición de nuevos síntomas que se mantienen durante días o semanas y posteriormente desaparecen total o parcialmente, que pueden durar meses o años.
  • Esclerosis múltiple progresiva secundaria: entre un 20 y un 40% de las personas con la forma de recaídas y remisiones termina desarrollando, eventualmente, una progresión constante de los síntomas entre 10 y 40 años después.
  • Esclerosis múltiple progresiva primaria: consiste en una aparición gradual y progresiva, sin períodos de empeoramiento súbito ni remisión.
  • Síndrome clínicamente aislado: un episodio de alguna condición que afecta a la mielina, que posteriormente puede ser diagnosticado como esclerosis múltiple u otra condición-
  • Síndrome radiológicamente aislado: se refiere al hallazgo en imágenes de resonancia magnética del cerebro y la médula espinal de lesiones compatibles con la esclerosis múltiple, pero sin que aparezcan síntomas típicos.

Teniendo esto en cuenta, algunas de las señales que deberíamos atender para detectar a tiempo la esclerosis múltiple incluyen:

  • Entumecimiento o debilidad en una o más extremidades, frecuentemente en un solo lado del cuerpo.
  • Hormigueo.
  • Sensación de choque eléctrico con ciertos movimientos, como inclinar el cuello hacia delante.
  • Falta de coordinación (ataxia).
  • Marcha inestable o incapacidad para caminar.
  • Pérdida de la visión parcial o completa, normalmente en un sólo ojo y con dolor al mover el ojo.
  • Visión doble prolongada.
  • Visión borrosa.
  • Vértigo.
  • Problemas con la función sexual, los intestinos y la vejiga.
  • Fatiga.
  • Habla arrastrada.
  • Problemas cognitivos.
  • Trastornos del ánimo.

En términos generales, deberíamos consultar al médico siempre que aparezca cualquiera de estos síntomas, si no existe una causa conocida y controlada para él.

Varios de estos síntomas, especialmente por sí solos, pueden venir provocados por otras afecciones. Sea como sea, cuando aparezcan deberíamos en todo caso consultar con un especialista.

Cuáles son los factores de riesgo

La esclerosis múltiple aparece cuando el sistema inmune del cuerpo ataca el recubrimiento de mielina de los axones de las células nerviosas presentes en el cerebro y la médula espinal. Se desconoce por qué esto sucede, así como por qué produce signos en algunas personas y en otras no.

Si se sabe que existen algunos factores de riesgo importantes, que aumentan nuestras probabilidades de padecer la enfermedad. Estos incluyen la edad (hay más posibilidades entre los 20 y 40 años), el sexo femenino, los antecedentes familiares, ciertas infecciones, la ascendencia del norte europeo, vivir en zonas de clima templado, los niveles bajos de vitamina D, la posesión de ciertas variantes genéticas, la obesidad y determinadas enfermedades autoinmunitarias y el tabaquismo.

¿Cómo se trata la esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple no tiene cura. Por lo general, el tratamiento se centra en mejorar la recuperación después de los síntomas, reducir las recaídas y frenar el avance de la enfermedad. Hay que destacar que algunas personas no muestran síntomas, o son tan leves que el tratamiento no es necesario.

Para ello, suelen emplearse corticoides que se recetan durante los episodios; también hay personas que se benefician del recambio plasmático o plasmaféresis. Los tratamientos modificadores del curso de la enfermedad son fármacos que se administran sobre todo en las primeras fases para frenar el avance de la enfermedad, y representan una de las áreas en las que se están produciendo mayores avances.

También, pueden prescribirse la fisioterapia, el uso de relajantes musculares, los medicamentos para reducir la fatiga, los medicamentos para aumentar la velocidad de la marcha y otros para tratar diversos problemas asociados a la condición, como la depresión o la disfunción sexual.

Referencias

Clínica Mayo. Esclerosis múltiple. Consultado online en https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/multiple-sclerosis/diagnosis-treatment/drc-20350274 el 19 de noviembre de 2024.

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