Lo que prometía ser una jornada idílica de turismo en Tailandia se convirtió este viernes en una pesadilla. Una joven española de 22 años, Blanca Ojanguren, perdía la vida después de que un elefante le clavara un cuerno mientras le bañaba en Koh Yao Elephant Care, un centro específico para actividades con estos animales ubicado en la isla de Yao Yai, como informaron fuentes de la Policía del país y del propio centro turístico.
¿Incidente o ataque?
Según ha informado las autoridades tailandesas y el Koh Yao Elephant Care, el suceso de este viernes se produjo en el centro de paquidermos cuando Blanca y su novio se encontraban realizando la actividad de bañar a los elefantes. Según los trabajadores del lugar, la española pasó por delante del animal cuando este le clavó un colmillo. Falleció después al no poder recuperarse de las heridas. Según expertos consultados por 20Minutos, el animal podría haber atacado a la joven a causa del estrés a los que estos animales están sometidos.
Fuentes del Ministerio de Exteriores señalaban poco después que la Embajada en Bangkok había confirmado la muerte de la turista española. "El Consulado en Bangkok está en contacto con los familiares, ofreciendo toda la asistencia consular necesaria" como es habitual en este tipo de circunstancias, precisaban fuentes de la cartera dirigida por José Luis Albares.
Familia militar y un intercambio en Taiwán
Blanca Ojanguren se encontraba de intercambio en Taiwán y había viajado a Tailandia junto a su novio, Francisco M., según El Comercio, un cadete de Infantería de Toledo originario de Oviedo que coincidió con la princesa Leonor en la academia militar de Zaragoza. Aunque su relación sentimental no era la única que le conectaba con las Fuerzas Armadas, ya que provenía de una familia de militares.
La joven, que cursó sus estudios primarios en el colegio vallisoletano de Pinoalbar, estudiaba Derecho y Relaciones Internacionales en la Universidad de Navarra desde 2020 y había hecho prácticas en la Oficina de Comunicación del AJEMA (Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada) este pasado verano, como muestra su perfil de Linkedin, concretamente en el Cuartel General de la Armada en Madrid, en la sección de protocolo.
La vallisoletana también pertenecía al Modelo de Naciones Unidas (UNMUN) de la universidad, una simulación que busca imitar los procedimientos de Naciones Unidas para encontrar soluciones a problemáticas reales y era miembro certificado de World Youth Alliance (WYA), una unión de jóvenes que dan voz a los derechos humanos y que trabaja con Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización de los Estados Americanos. Además, en mensajes de redes sociales como X, la joven se mostraba afín a los mensajes del papa Francisco y seguía información sobre gimnasia rítmica.
El suceso ha consternado a la ciudad de Valladolid, cuyo alcalde, Jesús Julio Carnero, no dudaba este viernes en enviar su más sentido pésame a la familia al enterarse de la noticia.
Un mercado criticado y millonario
Lavar elefantes o bañarse con ellos es algo muy popularizado entre los turistas en los países asiáticos como Tailandia, donde los paquidermos también pasean con los visitantes o incluso participan en espectáculos. Concretamente, en Koh Yao Elephant Care tan solo cuentan con dos elefantes y realizar el baño con elefantes de manera privada puede costar entre 80 y 100 euros, según se puede ver en su propia web. En la misma, se incluyen los traslados e incluso un almuerzo tailandés.
Aunque estas actividades han sido históricamente muy criticadas por organizaciones animalistas. Según datos de la ONG World Animal Protection, que opera en todo el mundo desde 1981, en Asia hay alrededor de 3.800 elefantes cautivos que son explotados para entretenimiento y turismo repartidos en 357 lugares y Tailandia ha incrementado un 70% el número de elefantes cautivos en diez años. En palabras de la organización, este país alberga tres cuartas partes de los elefantes cautivos en Asia.
Además, la organización, totalmente en contra de la cría de ests animales en cautiverio, también apunta que antes de la pandemia de covid-19, la industria de elefantes cautivos generaba entre 581 y 770 millones de dólares en ventas cada año.
39 víctimas mortales en 2024
En cuanto a las muertes por ataques de elefantes en Tailandia, la mayoría de los incidentes suelen ocurrir con ejemplares salvajes que a veces cruzan hacia áreas habitadas por personas. En los últimos doce años se han producido 240 muertes a causa de ataques de elefantes salvajes, incluidas 39 víctimas mortales en 2024, según datos del Departamento de Parques Nacionales citados.
Este organismo calcula que más de 4.000 elefantes salvajes viven en los santuarios, parques nacionales y reservas naturales de Tailandia, una población en aumento aunque aún muy por debajo de los 300.000 paquidermos que poblaban el país hace más de un siglo. Se estima, además, una población similar de elefantes domésticos en el país, la mayoría de ellos utilizados en espectáculos destinados a turistas.