Así son los gusanos de fuego que están llegando a las playas de España: una amenaza creciente en las aguas canarias

El Mediterráneo hierve. Lo demuestran las cifras del pasado 10 de agosto, cuando se registraba un récord histórico tras alcanzarse los 28,15 °C, según datos del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM). Y las consecuencias ya están aquí.

Este aumento generalizado de la temperatura del mar está provocando la proliferación del gusano de fuego en muchos puntos de la costa mediterránea, aunque también ha comenzado a llegar al Atlántico, concretamente a las islas Canarias, donde este año se han producido 230 avistamientos, según la Red de Observación del Medio Marino en Canarias (REDPROMAR).

Llamativos y peligrosos

Estos depredadores voraces, que se parecen a los ciempiés, comen desde corales hasta peces atrapados en redes de pesca. Su apariencia brillante y de colores les hace fácilmente reconocibles, y aunque miden hasta 35 centímetros de largo, en algunos casos pueden alcanzar un metro de longitud.

Sin embargo, lejos de ser inofensivas criaturas coloridas, los gusanos de fuego son conocidos por sus cerdas dorsales, que poseen un brillo blanco o translúcido y son extremadamente urticantes. Estas cerdas actúan como un mecanismo de defensa natural contra depredadores y causan dolorosas quemaduras en la piel de quienes los tocan.

De hecho, a este patrón de coloración que usa el gusano se le conoce como patrón aposemático, y es usado por muchas más especies como prevención para sus posibles predadores de que su consumo podría ser peligroso.

Los riesgos para la salud y la biodiversidad

Al entrar en contacto con la piel humana, las cerdas de los gusanos de fuego liberan una toxina que provoca una intensa sensación de ardor, enrojecimiento y, en algunos casos, ampollas.

Su picadura produce un dolor parecido al del contacto con una ortiga si la piel de contacto es algo gruesa. Sin embargo, en las zonas con la piel más fina, como las rodillas, el dolor puede ser mucho más agudo.

Además, los riesgos para la salud humana no son lo único que preocupa a los expertos de la proliferación de estos animales: los gusanos de fuego representan un problema para la biodiversidad marina, ya que se considera una especie invasora capaz de alterar el equilibrio de los ecosistemas costeros, devorando corales, anémonas y pequeños crustáceos.

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