Es el momento de los propósitos para el año nuevo, desde el gimnasio hasta ser mejor persona, aunque yo me conformaría con que los políticos fuesen, por lo menos, la misma. Que fueran coherentes con lo que creen y con lo que predican.
Por ejemplo, que en 2025 Errejón consiga aunar al personaje y a la persona, su yo neoliberal con el político o expolítico ya. Que Mazón logre unir el presidente de la Generalitat que es con el presidente del PP en Valencia y no se ponga un traje u otro dependiendo de la comida a la que acuda. Que ese Pedro Sánchez, a veces presidente y otras marido de Begoña, que anunció que no habría amnistía y que reformaría la financiación o que construiría miles de viviendas vuelva entre nosotros.
O Núñez Feijoó, el moderado o no, dependiendo de si necesita a Vox para formar gobierno o a Junts para hacer oposición. Porque pactar con "el prófugo" era hacerlo con el propio demonio o Puigdemonium, y hoy parece que le han practicado un exorcismo. Quizá eso explique que el líder de Junts fuese a dejar la política hace unos meses, poseído por la coherencia, pero hoy siga revolviéndose en la cama y vomitando, en su incoherencia, como la niña de la película.
También Ayuso, que a veces es la novia de González Amador y otras, la conocida de un ciudadano anónimo. Alvisse, que venía a acabar con los chiringuitos y hoy está investigado por financiación ilegal. Yolanda Díaz, el azote de los agresores machistas, que ha tolerado, bajo su liderazgo, el caso Errejón, o Irene Montero que vino a renovar y mostrar el verdadero feminismo y ha conseguido una división mayor del movimiento. El único que no cambia es Abascal y ojalá lo hiciese, él sigue siendo 'uno, grande y libre'.
