Las enfermedades transmitidas por vectores, es decir, principalmente por mosquitos, pero también por otros organismos como garrapatas o pulgas, han experimentando un incremento sin precedentes en 2024. El dengue, el virus del Nilo o hasta el del oropouche no solo han copado las portadas de los periódicos, sino que han desatado este año las alarmas en numerosos países. El primero de ellos, de hecho, se ha extendido en 2024 de forma voraz por toda América, con más de 12,7 millones de casos y 7.800 muertes según el último informe del año de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cifras nunca antes vistas y que suponen incluso un incremento del 195% en comparación con 2023.
El del oropouche, asimismo, ha abandonado sus territorios habituales en el Caribe, donde está acostumbrado a extenderse, y ha empezado a producir ya brotes en otros países en los que nunca antes se había visto esta infección. Europa reportó de hecho este verano una veintena de casos, la mayoría de ellos en España, debido a viajeros que habían estado previamente en América. En nuestro país, además, el del Nilo ha producido de igual manera la que se conoce ya como la peor temporada de la historia.
Así lo declaró la propia Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas (SEIMC) en el III Encuentro con Comunicadores Sanitarios, que ha tenido lugar este mes de diciembre, alertando además de que en 2024, más allá de Andalucía o Extremadura, los casos de este virus en animales han llegado "tan al norte como Salamanca". La lista de enfermedades tropicales es aún más larga y todas ellas preocupan. Mientras, los expertos avisan: todo indica que estas afecciones seguirán creciendo aún más en 2025 y en los siguientes años.
"Todo ello tiene unas causas que están muy claras", explica a 20minutos María Velasco, portavoz de la SEIMC y presidenta del Grupo de Estudio de Patología Importada (GEPI), que cita al cambio climático, a la mayor movilidad internacional y a la deforestación, como principales factores a tener en cuenta en todo el mundo en cuanto al aumento de casos. "El cambio climático aumenta las temperaturas, y los vectores, como muchos mosquitos, se desplazan más al norte. Las altas temperaturas también aumentan su ciclo reproductivo, así que no solo se mueven más rápidamente, sino que también se reproducen más ahora", expone Velasco.
Otra explicación a este aumento es la mayor facilidad que se tiene en el mundo actual a la hora de trasladarse y de viajar de un país a otro: "Muchas personas llegan a otros países con una enfermedad importada y puede ocurrir que esta empiece a diseminarse en países con vectores parecidos. Además, no solo las personas, sino que estos vectores también pueden viajar más fácilmente, Lo hacen en enseres, en cajas, en ruedas de camiones...".
Por último, la pérdida de superficie forestal hace que algunos de ellos estén desplazándose hacia núcleos urbanos más próximos e infecten de un mayor modo tanto a animales como humanos. "Todo esto hace que las enfermedades tropicales estén dejando de ser tropicales y que se esté creando lo que es una Europa tropical", expone la experta, quien subraya que este aumento de casos debe ser motivo de alerta para que las autoridades aumenten los mecanismos de protección frente a estas enfermedades.
Rubén Bueno, doctor en Entomología y Responsable del Centro Europeo en Control Vectorial, además de las razones mencionadas, añade otra más: el hecho de que se diagnostiquen mayor número de casos se debe también a que cada vez se produce un mayor "esfuerzo diagnóstico". "Estas son enfermedades en las que todavía tenemos que hacer mucha pedagogía. Afortunadamente, la comunidad médica las tiene cada vez más presentes y la sospecha diagnóstica de las mismas también aumenta", asevera.
Casos infradiagnosticados del virus del Nilo
Una de esas destacadas enfermedades tropicales es la del virus del Nilo, responsable de producir la que se conoce como Fiebre del Nilo Occidental. En España este año se han llegado a producir 131 casos en humanos, de los que 15 han acabado en muerte según los datos del último informe del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC). Las cifras, así, han rebasado por completo los 21 casos detectados en 2023 o los tan solo 5 casos que se dieron en 2022.
Todos ellos se han producido en la región andaluza o en Extremadura, donde es más habitual. El problema, como relata Velasco, es que alrededor del 80% de los casos de esta enfermedad son asintomáticos, por lo que las autoridades calculan que, si los casos conocidos son los únicos que han presentado síntomas, ha debido de haber un alto número de personas que han entrado en contacto con el virus y no lo sepan.
A ellos hay que sumar, además, otros 83 casos que se han producido en 2024 en équidos y en aves según el último informe del año del Ministerio de Agricultura. "Es esperable que este virus siga diseminándose en España", apunta la portavoz de la SEIMC, quien incide en que es un virus que se está vigilando desde hace tiempo, incluso en territorios del Delta del Ebro o Cataluña. "Lo más probable es que siga extendiéndose y que, si no aumenta el número de casos, sí lo vaya haciendo el número de zonas geográficas donde pueda ir produciéndose esta enfermedad".
Más allá de España, donde se reúnen las condiciones climáticas favorables para la circulación de este virus debido a su cercanía con África y Oriente Próximo, el problema ha afectado también de lleno a otros países del sur de Europa, como Italia o Grecia. "Sabemos que este virus es endémico y que lleva circulando desde hace 20 años en la Península Ibérica", expone Bueno: "La circulación zoonótica, es decir, entre mosquitos y aves, va a seguir existiendo y no la podemos eliminar, por lo que lo que hay hacer es controlar la aparición de mosquitos que están infectados".
Como expone el experto, cuando se producen casos en humanos es porque ya habido lo que se conoce como un "desbordamiento del ciclo" y, aunque estos casos en personas se hayan quedado restringidas por ahora al sur peninsular, sin duda existen otros puntos de la Península donde la circulación también es intensa, pero "mucho más silenciosa". Con ello, apunta que no es de extrañar que se vaya a ir expandiendo. "Por eso hay que reforzar los mecanismos de control de mosquitos en las poblaciones", asevera.
Dengue, aumento de los casos autóctonos
El dengue, a su vez, ha ido creciendo exponencialmente en todos los países de América Latina, con cifras récord en gran cantidad de ellos, especialmente en Brasil, donde se han producido en 2024 más de diez millones de los casos totales, aunque las cifras también se han recrudecido en Argentina, México o Uruguay. Las razones, explica Bueno, se deben al aumento del clima, que favorece la proliferación del mosquito que lo contagia, pero también a que los programas de control en países latinoamericanos han sido insuficientes, así como al abuso de insecticidas, que provoca que los mosquitos se adapten a ellos.
Además, el crecimiento urbano descontrolado en estos países favorece también su proliferación debido a que no hay controles de saneamiento adecuados ni de aguas en estos territorios donde, precisamente, existe un gran número de aguas estancadas, incluso dentro de las casas. "Y todo lo que sucede allí tiene una repercusión en Europa, que también ha visto un importante aumento de los casos importados", subraya Bueno.
En España, de hecho, este año se ha producido un brote de dengue no importado, sino autóctono, con 8 casos en Cataluña. Su origen se ha debido a personas que provenían de América ya infectadas a los que les ha picado otro mosquito tigre y este, así, ha sido capaz de contagiarlo. "Los ochos casos de Tarragona son un número bajo, pero es un récord para España. Es un signo de alarma de que la situación está descontrolada en origen y hay que poner el foco en las técnicas de control", indica Bueno.
Velasco, por su parte, incide en que las previsiones de cara al futuro tampoco son buenas y que si en España solo se han producido ocho casos de dengue autóctono, en las vecinas Italia o Francia ha habido incluso más de 200 y 80 casos respectivamente. Los números, por tanto, podrían ser similares en nuestro país en años venideros. Subraya, además, la importancia de invertir en la prevención de la vacuna del dengue, una enfermedad cuyo riesgo de que sea más grave aumenta con las reinfecciones.
La llegada del virus del Oropouche
El virus del Oropouche, aunque en menor medida, ha destacado también este año por su presencia en zonas donde no era tan habitual, como América del Sur o Europa, aunque lo cierto es que a nuestro continente únicamente ha llegado de forma importada. "Es un ejemplo de virus que se ha deslocalizado", apunta Velasco: "Ya no solo se da en el Caribe, sino que ha empezado a verse en otros territorios y seguramente pueda ir extendiéndose a otros donde nunca había habido infección".
De los casos importados europeos, España ha sido el que más infecciones ha notificado con 16 casos, la mayoría de personas que habían viajado a Cuba anteriormente. Aunque los expertos aseguran que no hay un "riesgo elevado" de que se siga propagando, que este virus haya llegado por primera vez a Europa significa una muestra más del aumento constante de las enfermedades transmitidas por vectores.
La clave, indica Bueno, es estudiar si los mosquitos que habitan en Europa podrían llegar a contagiarlo también al igual que sí lo hacen los que se encuentran en América, conocidos como jejenes: "Aquí también tenemos jejenes establecidos, pero la principal especie que está transmitiendo esto en América, la culicoides paraensis, no está presente en Europa".
"Con este virus todo está siendo muy emergente y hay que seguir estudiando todavía cómo se están produciendo los ciclos de infección. Si se determina que la enfermedad solo se transmite por culicoides, el riesgo en Europa sería bajo, pero sí se demuestra la participación en este proceso de otros mosquitos, sí que tendríamos una afectación mayor", asegura Bueno.
Una mayor prevención
Ante un escenario recrudecido, los expertos reclaman una mayor prevención e investigación, así como una mayor colaboración entre administraciones, que se dote a los sistemas de diagnóstico de una mayor capacidad y una mayor preparación de cara a los profesionales sanitarios. Este último aspecto pasaría, entre otras cosas, por la aprobación de la especialidad de Enfermedades Infecciosas, como reclaman desde la SEIMC.
"Hay que conocer las enfermedades y saber conocerlas. Que haya buenos profesionales es indispensable", expresa Velasco, que también cita a la prevención como una de las medidas más importantes: "No hay tratamiento específico para ninguna de estas enfermedades, pero es importante vacunarse de las que sí cuenten con una vacuna". Por último, la experta alude a un mayor control entomológico y veterinario con los animales intermedios, es decir, aquellos a los que también pican los vectores y por los que la enfermedad puede llegar a los humanos.
Bueno, de igual forma, incide en poner en marcha mecanismos y reforzar las estrategias de lucha contra las enfermedades, como los programas de control de vectores que deben ser reforzados por todas las administraciones. Además, señala, es indispensable que estos se produzcan durante todo el año y no solo en verano, cuando la temporada "ya ha llegado".
"Se debe incrementar el control no solo cuando ya tengamos los brotes encima y queramos hacer una bajada de la curva en la población de mosquitos, sino que hay que ir controlando a los vectores desde el invierno y durante la primavera", expone el experto: "Hay que trabajar desde antes y los tratamientos de control hay que ponerlos sobre la mesa desde el 1 de enero".