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Hartazgo. Vergüenza. Impotencia, mucha impotencia. Enfado… Es lo que muchos están sintiendo estos días con todo lo que está pasando. Y no hace falta vivir en Valencia o tener a algún familiar o amigo que viva allí para sentirse así de avergonzado, así de cabreado.

El fin del verano trae consigo cada año la destrucción de miles de puestos de trabajos en hostelería y, en menor medida, en comercio. A la vez que bares, restaurantes y negocios vinculados al turismo se despiden de la temporada alta, los más pequeños vuelven a las aulas y, con ellos, también los profesores. La contratación de maestros ha sostenido el mercado laboral en los últimos dos meses.

Los rescates en la Comunidad Valenciana después del paso de la terrible DANA del paso día 29 están siendo innumerables. Según anunciaba este martes la Policía Nacional y la Guardia Civil, efectivos de las Fuerzas Armadas y de las distintas policías implicadas en las labores de rescate ya han puesto a salvo a 36.488 personas hasta el momento. Pero no son los únicos.

Que después de las lluvias y desbordamientos que han devastado casas y calles no haya una explosión de gas que termine de empeorarlo todo. Este es el mantra con el que trabajan compañías del gas y sus técnicos desde los primeros momentos después de la DANA que arrasó decenas de localidades de la provincia de Valencia.