Teresa Ribera ha decidido optar por un perfil bajo en las últimas semanas, en medio de la catástrofe por la DANA, y eso le ha jugado una mala pasada. El Partido Popular Europeo a petición del PP ha decidido bloquear su nombramiento como futura comisaria hasta que dé explicaciones ante el Congreso por los efectos de la DANA, algo que tiene previsto hacer en los próximos días (el 20 de noviembre, concretamente). De esta forma, queda también paralizado el sí o no al resto de vicepresidentes futuros de la Comisión Europea, por lo que se mantiene en el aire la conformación del nuevo Ejecutivo comunitario. Está previsto que esa reunión de los grupos políticos del Parlamento Europeo pueda celebrarse, eso sí, la semana que viene.
Ahora, este giro se debe a la "ausencia" de Ribera en la primera línea tras la catástrofe, y a la falta de explicaciones, que a ojos del PP es algo que la "invalida" para un cargo en la UE. De hecho, Ribera lleva dos semanas sin comparecer a nivel nacional y solo ha dado una entrevista de radio desde que se desató el caos por el temporal.
Las intervenciones públicas las ha delegado en su secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, tanto las visitas a Valencia como una comparecencia en el Congreso que estaba programada desde hacía tiempo pero que terminó anulando la agenda para centrarse sólo en la DANA.
Tal y como le reprocha el PP -"no se ha dignado a pisar Valencia"-, Ribera tampoco ha viajado a la zona del desastre, donde por otra parte no ha sido requerida por la Generalitat valenciana. Ni el Ministerio de Transición Ecológica ni ella misma forman parte de los cinco grupos de respuesta inmediata que el presidente valenciano, Carlos Mazón, pidió formar con los ministros de Interior, Transportes, Asuntos Económicos, Trabajo Vivienda, Sanidad y Derechos Sociales, para trabajar con sus contrapartes en el gobierno valenciano, los consellers de cada una de estas áreas.
La ausencia pública de Ribera en la crisis por la DANA no es puntual, sino la continuación de una forma de estar en el Gobierno, sin comparecencias públicas, sin intervenciones en el Congreso o, tal y como lamentan desde el sectores de su competencia, sin tomar importantes decisiones pendientes, desde la convocatoria de sendas subastas de la electricidad de la industria de cogeneración de la que depende la continuidad de más de un centenar de instalaciones o la eólica marina hasta determinar la cifra oficial de recogida de plásticos como paso previo a reforzar el sistema de recogida en el contenedor amarillo. En alguno de esos sectores, se la acusa de aferrarse al sillón de vicepresidenta cuando su cabeza ya está en Bruselas.
En los últimos meses, Ribera tampoco se ha prodigado por el Congreso, donde hace tiempo que la oposición no le dirige preguntas en la sesión de control al Gobierno o porque, como sucedió hace unas semanas, no consideró conveniente asistir al debate sobre el veto que planteó Vox a uno de sus últimos proyectos de ley, para modificar el sistema de comercio de emisiones de CO2. Desde hace meses, la vicepresidenta brilla por su ausencia en la agenda del Gobierno que cada día da cuenta de la actividad pública de presidente y ministros y también se ha 'caído' de actos sectoriales anunciados, como la inauguración de la XI edición del Foro Solar de Unión Española Fotovoltaica (UNEF). Fue sustituida por su secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, que desde que hace meses se confirmó que Ribera sería comisaria se ha erigido como la imagen pública de las competencias en la materia que, en última instancia, dirige Ribera.
En todo caso, el momento actual parece prolongar lo inevitable, pues si cae Ribera del todo habrá vetos cruzados y no saldrá adelante la Comisión Europea en su conjunto, algo que Ursula von der Leyen tratará de evitar. Eso sí, el perfil de la española en Bruselas tendrá matices con el que ha sido su papel en el Gobierno español y una de las grandes incógnitas es cómo afrontará el cambio relativo a la energía nuclear. En la UE manda la idea, sobre todo impulsada por Francia, de que esta fuente debe ser "de transición" hacia las energías limpias, pero Ribera se ha mostrado siempre en contra de la tesis. Ahora la tendrá que matizar, porque además el futuro comisario de Energía, Dan Jorgensen, valida ese 'camino intermedio'. De giros va la cosa, y el giro final tendrá que esperar.