La crisis con Venezuela no deja de escalar y coloca a Albares en el ojo del huracán

El último episodio en la grave crisis por la que atraviesa Venezuela después de las más que sospechas de fraude electoral por parte de Nicolás Maduro ha afectado de lleno al Gobierno de Pedro Sánchez, que está en el ojo del huracán después de que el líder opositor Edmundo González, exiliado en Madrid desde hace poco más de diez días, revelara que firmó coaccionado el documento que reconocía a Maduro vencedor de los comicios de julio en la residencia del embajador español. Unas graves revelaciones que han llevado a un nuevo choque con el PP, que exige explicaciones y la dimisión del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, por permitir ese episodio en una legación diplomática.

A todo esto se añade la iniciativa en la Asamblea venezolana de exigir a Nicolás Maduro romper relaciones con España, a raíz de que el Congreso y el Senado españoles reconocieran a González como presidente electo. Reconocimiento al que se sumó este jueves el Parlamento Europeo con los votos del Partido Popular Europeo, junto a los grupos de derecha radical. Sin embargo, la iniciativa legislativa no ha prosperado este jueves y no hay una nueva fecha para retomar el debate.

El nuevo choque entre España y Venezuela -después de la detención de dos ciudadanos de Bilbao acusados de ser espías del CNI y de preparar un golpe de Estado- comenzó tras la publicación por parte del régimen de Maduro de un documento firmado por Edmundo González en el que reconocía la victoria del presidente. Una revelación que ha ido publicando por entregas, pues un día después se encargó de que se publicaran imágenes del momento en cuestión.

Para explicar lo que había ocurrido, el líder opositor desveló que la firma tuvo lugar en la residencia del embajador español, donde estaba acogido, y que "hubo horas muy tensas de coacción, chantaje y presiones". Para el PP, que reconoce a González como ganador de las elecciones y presidente electo de Venezuela -el Gobierno de Sánchez no reconoce la victoria de Maduro, pero tampoco la de González-, la revelación de que se produjo una coacción en esta revelación muestra que el Ejecutivo ha sido "cómplice" del "chantaje" al que el régimen sometió al líder opositor.

Para empezar, porque la firma del documento tuvo lugar en la residencia del embajador, donde se permitió la entrada a la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, y el presidente de la Asamblea, Jorge Rodríguez -hermano de la anterior-. "Se presentaron con un documento que tendría que refrendar para permitir mi salida del país. O firmaba o me atenía a las consecuencias", en palabras del propio Edmundo González. Según los populares, el Gobierno de Sánchez ha convertido a Nicolás Maduro en un "dictador por tiempo indeterminado".

Así se pronunció el vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons. Y aunque no fue tan lejos, el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, exigió el reemplazo del embajador en Caracas, el cese de Albares y que Sánchez dé explicaciones y diga "si está del lado de la democracia o la dictadura, de la libertad o la extorsión".

Las aclaraciones que ha intentado ofrecer el Gobierno han ido de menos a más e incluso este jueves compareció el ministro de Asuntos Exteriores aunque inicialmente no estaban previstas: "El Gobierno de España no ha participado en ningún tipo de negociación entre Edmundo González y Venezuela; ni en la redacción, concepción y elaboración de ningún tipo de documento que se haya podido establecer entre Edmundo González y el Gobierno de Venezuela".

Desde que González llegó a España, Albares se afana en diferenciar entre lo que él llama "negociación política" y los "contactos" que necesariamente hubo que mantener con el régimen para facilitar la salida del régimen opositor. Así, el ministro dijo este jueves que España no ha participado en "ninguna negociación política" y que "nadie les ha solicitado ninguna contrapartida política" para que el líder opositor pudiera volar a España para solicitar asilo.

El titular de Exteriores admitió que "los únicos contactos" que el Gobierno de España tuvo con el de Maduro fueron "exclusivamente para poder conseguir que el avión de España aterrizara en Caracas y que el coche en el que se iba a desplazar el opositor pudiera llegar con seguridad" al aeropuerto. Y también defendió al embajador, quien no tuvo, aseguró, "nada que ver" con el documento firmado por González. Desde Exteriores insisten en que el propio Albares "dio instrucciones directas al embajador de no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor" durante su estancia en la residencia.

El ministro no aclaró, sin embargo, si el embajador era conocedor de que dos de los más altos cargos del régimen de Maduro se personarían en la residencia oficial, si estuvo presente en algún momento en las conversaciones con González o si tuvo conocimiento de esas coacciones que denuncia el opositor.

El PP no está dispuesto a dejar pasar este nuevo episodio derivado de la crisis de Venezuela, unos hechos que, para Feijóo, son "inadmisibles" y que deben llevar a Sánchez a "tomar una decisión" sobre su ministro de Asuntos Exteriores: "De ninguna manera se puede tolerar que en una embajada española se coaccione a nadie, menos a un representante del pueblo venezolano. La diplomacia española no puede estar al servicio de un régimen dictatorial".

Tras el duro choque de declaraciones entre el Gobierno y el principal partido de la oposición, Edmundo González, emitió un comunicado en el que exculpaba al Gobierno de España o a su embajador en Venezuela de cualquier tipo de coacción. "No he sido coaccionado ni por el Gobierno de España ni por el embajador español en Venezuela, Ramón Santos", compartió el candidato opositor en la noche del jueves.

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