William Christie celebra con música barroca su 80 cumpleaños en una gira por España

¡El Rafa Nadal de la música barroca! Así se refirió el presentador que salió al escenario de la Sala Pierre Boulez, después de que el auditorio al completo cantara -cantáramos- el 'Joyeux Anniversaire!' (feliz cumpleaños) al director, clavecinista y pedagogo William Christie. Fue el pasado 14 de diciembre, día en que Philharmonie Paris dedicó una tarde festiva para celebrar los ochenta años de este gran músico nacido en Buffalo -la segunda ciudad más importante del Estado de Nueva York- con diversos actos: un gran concierto homenaje en la sinuosa Sala Pierre Boulez; un recital de pequeño formato y una divertida sesión participativa de baile. Siguiendo con el tono humorístico, y atendiendo al color rojo de sus calcetines, también recibió otro título en las postrimerías de ese homenaje: ¡Cardenal de la música clásica!

La noche fue muy especial, ya que al grupo coral y orquestal de Les Arts Florissants, especializado en la música barroca y fundado por el propio Christie en 1979, se sumó un nutrido grupo de solistas de primer nivel, para ofrecer una selección de obras que resumen la trayectoria musical y casi existencial del director.

Esa misma conjunción de intérpretes y repertorio, que sirvió para homenajearle en París, va a producirse de nuevo los días 5 de febrero (Auditorio Nacional de Madrid, Ciclo IMPACTA), 6 de febrero (Palau de Les Arts de Valencia) y 8 de febrero (Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo), en una gira por España titulada ¡Feliz cumpleaños, Bill!, que posibilitará extender la gratitud que los buenos aficionados a la música le debemos. Los solistas que participarán en dichos conciertos serán las sopranos Ana Maria Labin, Rachel Redmond y Emmanuelle de Negri; la mezzosoprano Juliette Mey, el tenor James Way y el barítono Renato Dolcin.

"Hace 54 años abandoné Estados Unidos y me instalé en Francia, un país que me acogió con los brazos abiertos -comentó Chirstie en París, micrófono en mano-. Era el inicio de una nueva vida, una vida que continúa con la certeza de que aquella fue una muy buena decisión". ¡Y tanto que continúa, dado su excelente estado físico! Aquel drástico giro, motivado por la crisis de la Guerra de Vietnam, supondría un impulso decisivo para la revalorización de la música del barroco francés, y por añadidura del resto de Europa. Christie y su grupo Les Arts Florissants abordaron con una frescura inusitada el repertorio de los siglos XVII y XVIII. Compositores como Händel, Charpentier, Monteverdi, Couperin, Rameau, Bach o Purcell comenzaron a ser explorados con gran dedicación y nuevos criterios interpretativos.

La ligazón con Francia venía de lejos, porque Christie había descubierto de niño un disco de Charpentier, con las Leçons de ténèbres, que su madre debió encontrar en alguna tienda de Buffalo. Aquel fue el primer contacto con el barroco francés, para el que parecía predestinado. A partir de ahí, sintió una afinidad por el idioma, las formas y la estética de la música gala.

La tarde del homenaje en París comenzó con una celebración original y jocosa: una sesión participativa de baile que tuvo lugar en una sala de ensayo del imponente edificio de la Philharmonie. Lo de imponente no es una figura retórica, puesto que aquella mole de Jean Nouvel podría formar parte de Dune, de Villeneuve. Solistas de Les Arts Florissants interpretaron extractos de obras barrocas de Campra, Rameau, Marais, etc., para que el público se iniciara en los elegantes bailes de la época: 'chaconne', 'forlane', 'matelotte'... La idea es estupenda, pero hubiera sido conveniente reducir el número de participantes, porque aquello más bien recordaba al vestíbulo de una estación un día de Navidad y nadie podía dar media vuelta sin toparse con otra persona. Lo exiguo del espacio me lleva a ser cauto sobre la habilidad de los parisinos, pero todo apunta a que son algo patosos.

El programa que escuchamos en el gran concierto de París se repetirá en estos próximos conciertos en España. Es un díptico, un libro en dos partes centrado en Rameau y Händel, compositores que han polarizado la atención de Christie durante su carrera, proporcionándonos actuaciones memorables y referencias discográficas.

Sobre Rameau, Christie reconocía en una entrevista reciente en France Musique la impresión que le produjo escuchar una grabación de la ópera Hippolyte et Aricie, gracias a unos discos comprados cuando aún era estudiante. "Durante un tiempo no podía hacer otra cosa que escucharlo en bucle y esa obra me generó una necesidad emocional. Mi mundo cambió para siempre. Recuerdo escuchar a Janet Baker interpretando el rol de Phedre ¡y veinte años más tarde pude encontrarme con ella en Glyndebourne!", recordaba.

Una selección de la ópera-ballet Les Indes Galantes es la música de Rameau que Christie ha elegido para esta celebración. Se trata de una composición seductora, variada y exótica, marcada por pasajes que resultarían increíbles en el año 1735, cuando se estrenó, como la de la entrada de los Incas del Perú, o la recreación musical de una erupción volcánica o un terremoto. El libreto, en última instancia, reivindicaba el amor como una fuerza más poderosa que la guerra.

Esta primera parte del concierto finaliza con un fragmento de Les Sauvages (Los salvajes), pieza que formó parte de un acto suplementario añadido a Les Indes Galantes por Rameau en 1736. Es un dúo con coro, pero proviene de una pieza para clavecín compuesta años antes. Por primera vez, en un teatro parisino aparecían unos personajes de indios norteamericanos, con un ritmo que todavía hoy sigue contagiándonos por su poder de atracción. Lo comprobamos en este maravilloso vídeo, donde se plasma la transición del teclado a la orquesta, y se visualiza la incorporación del tenor Paul Agnew a la dirección de Les Arts Florissants, alternando con Christie esa labor desde 2007.

La otra cara del díptico al que podremos asistir próximamente está centrada en la figura de Händel, con extractos de dos óperas (Ariodante y Sémele), y una amplia selección de una bella oda pastoral: L'Allegro, il Penseroso ed il Moderato. La música de Händel llegó a Christie a la par que su descubrimiento del instrumento donde destacó el compositor sajón. "El primer clavecín que escuché en mi vida fue gracias a un intérprete que mi madre y mi abuela conocían en Buffalo. Fue en una Navidad de hace 70 años, en la Filarmónica de Buffalo. No había escuchado ningún instrumento parecido y quedé fascinado. Desde entonces, la familiaridad que siento por Händel es emocional e intelectual".

Esa conjunción de sentimiento y razón, de corazón y mente, que quizás pueda definir la concepción musical de Christie, se encuentra también en la oda mencionada, de la que extraemos aquí este emocionante dúo, una de las últimas piezas del programa, donde el día se apodera de la noche como la verdad disuelve la ensoñación. Los intérpretes de esta grabación serán los mismos que actúen en Madrid, Valencia y Oviedo.

La celebración en París deparó alguna sorpresa inolvidable, como la aparición de Natalie Dessay para interpretar el aria Se pietá, de la ópera Giulio Cesare también de Händel, pero no fue más que el colofón del homenaje a un músico que nos ha proporcionado tantos grandes momentos. ¡No se pierdan esta oportunidad de celebrar los ochenta primeros años de William Christie!

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