El exjugador del Celta de Vigo, Hugo Mallo, ha sido declarado culpable este jueves por abusos sexuales por tocar los pechos a una mujer que trabajada en el Espanyol. Ahora, Carme Coma, la mujer que iba disfrazada de periquita ha roto su silencio y ha hablado de todo lo que ha vivido desde entonces en Onda Cero y en Cope.
"Llevo cinco años con presión, vergüenza y miedo a que se supiera mi identidad porque soy una persona anónima. Estoy satisfecha porque por fin el juez ha acreditado que lo que a mí me pasó es veraz ... Se ha hecho justicia", comenzó diciendo en Onda Cero sobre qué ha sentido desde 2019, cuando se produjeron los hechos.
Mallo ha sido condenado por el Juzgado de lo Penal número 19 de Barcelona a pagar una multa de 1.000 euros en concepto de indemnización de daño moral y a pagar 10 euros diarios de multa durante 20 meses, es decir, 6.000 euros. Además, también tendrá que hacer frente a los costes procesales, por lo que suma una cantidad total de unos 7.000 euros más los gastos del juicio.
Carme Coma también habla sobre lo que ha supuesto el vídeo de antes del partido y el cual sirvió como prueba en el juicio: "Sé que el vídeo fue fundamental para la defensa. Aun delante de 20.000 personas y de cámaras, la gente dudaba de lo que había pasado".
"Tenía muy claro que quería denunciar y lo hice el día después. Sentía ira y asco. Tocar el pecho podía parecer una gracieta, una broma que queda impune, pero me dije, es que no puede ser", desvela la víctima sobre lo que sintió en el momento en el que se produjeron los hechos.
Sobre ese momento, el cual tuvo lugar en 2019 antes de un partido en el que se enfrentaron el Celta de Vigo y el Espanyol, Coma también ha añadido en una entrevista en Cope cómo fue su reacción: "En ese momento me quedé en shock, lo intenté apartar y grité 'cabrón', pero nadie me escuchó porque estaba bajo el disfraz y en un estadio. Me dejó absolutamente chocada. No nos conocíamos de nada".
También reconoció cómo nadie del entorno de Hugo Mallo mostró algún tipo de interés por lo que había sucedido: "Al año y medio, el juzgado de Cornellá archiva el caso. Lo recurrimos y se vuelve a abrir el caso. Esto ha sucedido de verdad y soy una persona normal que está haciendo algo por hobby; en la vida pensé encontrarme en esta situación. Del entorno no ha habido nada".
