Casi 20 años después, Mike Tyson vuelve al ring para medirse al conocido youtuber estadounidense Jake Paul. Uno de los mejores boxeadores de la historia regresa tras una vida llena de escándalos motivados por el consumo de cannabis y cocaína que le llevaron a dar positivo en varias ocasiones.
Tras ser pillado por primera vez en el año 2000, cuando tuvo que pagar una multa de 200.000 dólares, Mike Tyson se las ingenió para esconder esos consumos y no ser sancionado, tal y como desveló tiempo después de retirarse de la competición.
"A veces utilizaba la orina de mi esposa y la de mi hijo. Mi mujer me decía: 'Espero no estar embarazada...'. Y yo le respondía: 'No volveré a utilizarte, no lo volveré a hacer", explicó en Daily Star.
Esa orina de sus familiares la usaba para llenar una prótesis en forma de pene de plástico llamada Wizzinator. Con ella luego conseguía llenar los tubos para los análisis de orina que tenía que entregar en el control antidopaje y así salir de él sin castigo.
Realmente el púgil estadounidense no consumía drogas para competir, pero tras finalizar su carrera sí que confesó en el programa Babcok que le hubiera gustado hacerlo para boxear.
"Los psicodélicos son una mejora más que una pérdida de realce. Te permite entrar en ese reino de comodidad, relajación y prepararte para alcanzar tu nivel más alto. Es simplemente una sensación increíble", afirmó entonces.
Dos décadas después de su retirada, Tyson vuelve a enfrentarse a un control antidopaje por subirse al ring y ya hay rumores de que podría consumir para mejorar su rendimiento ante un rival 30 años más joven.