El futuro de la legislatura se definirá a partir de diciembre, cuando los partidos nacionalistas catalanes, y también el PSOE y Sumar, hayan celebrado sus congresos y actualizado sus hojas de ruta políticas para los próximos años. Así lo cree al menos la pata minoritaria del Gobierno, la de Sumar, pues fuentes de su dirección asumen que la legislatura quedará en suspenso durante unos meses mientras los aliados más díscolos del Ejecutivo dirimen sus debates y crisis internas y deciden cuál debe ser su estrategia de cara a este momento político.
La relación del Gobierno con Junts lleva varios meses tensándose, y este miércoles la portavoz nacionalista en el Congreso, Míriam Nogueras, volvió a cargar con dureza contra un Ejecutivo al que acusó de querer dar "morralla" a Cataluña con el pacto fiscal suscrito entre PSOE y ERC para la investidura de Salvador Illa como president de esa comunidad. "Recaudar y enviar dinero a la Hacienda española ni es concierto, ni es poder, ni es tener la llave de la caja", espetó Nogueras. Y fue aún más clara: si el Gobierno cree "que luchamos por la independencia para acabar conformándonos con un poco de morralla, es que no han entendido todavía cómo actúa el partido que nosotros representamos, el partido del president Puigdemont".
Pese a que la relación del Gobierno con Junts es la que más se ha enfriado en los últimos meses, lo cierto es que no es el único partido que le ha dado disgustos. El PNV mantiene todos los puentes tendidos con el Ejecutivo, pero también ha roto la mayoría que lo sustenta en varias ocasiones, la última este miércoles, cuando los nacionalistas vascos votaron a favor de una iniciativa del PP sin efectos jurídicos pero sí con gran importancia simbólica para que el Congreso pida al Gobierno reconocer al candidato opositor Edmundo González como presidente de Venezuela.
No obstante, Sumar considera que buena parte de esta inestabilidad viene provocada por el momento precongresual en el que se encuentran muchos de los aliados del Gobierno. En concreto, Junts y ERC celebrarán en los próximos meses —octubre y noviembre, respectivamente— sendas asambleas internas en las que renovarán sus direcciones y, junto a ellas, también sus hojas de ruta políticas. Y de lo que decidan, de si apuestan por una actitud más pactista con el Ejecutivo o por una estrategia de confrontación para intentar revivir un independentismo en horas bajas y para competir entre ellos, dependerá buena parte del futuro de la legislatura, en opinión de las fuentes de Sumar consultadas.
También PSOE y Sumar
Pero no solo los independentistas catalanes tienen que celebrar sus congresos, algo especialmente espinoso en el caso de ERC, que está viviendo un duro choque entre los sectores liderados respectivamente por el hasta ahora líder, Oriol Junqueras, y la número dos, Marta Rovira. También el propio PSOE convocó oficialmente hace unos días su congreso, en el que Pedro Sánchez será reelegido secretario general pero en el que, además, los socialistas acelerarán su proceso de renovación de los cargos territoriales y también actualizarán sus postulados políticos.
Dicho congreso de los socialistas será también el escenario del debate interno que se ha suscitado en el partido en relación al conocido popularmente como cupo catalán, el acuerdo alcanzado entre PSC y ERC para establecer un sistema fiscal distinto para Cataluña a cambio de los votos para que Salvador Illa se convirtiera en president de la Generalitat. Voces como la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano Garcia Page, o la del líder del PSOE en Aragón, Javier Lambán, se han mostrado críticas con ese pacto porque aseguran que otorgará beneficios fiscales a una de las comunidades más ricas de España.
Sumar, por su parte, celebrará también en otoño la segunda parte de su asamblea fundacional con el fin de terminar el trabajo iniciado en marzo, cuando tuvo lugar la primera fase de este congreso. Tras los pésimos resultados electorales de la coalición en las últimas citas, Sumar anunció la apertura de un proceso de reflexión y relanzamiento y Yolanda Díaz cedió poder interno a IU, Más Madrid y Catalunya en Comú. Pero lo cierto es que esa reflexión aún no se ha traducido en ningún cambio de calado, y el paso a un lado de Díaz tras la debacle en las elecciones europeas fue apenas simbólico, puesto que sigue liderando de facto la formación.
