Ser pobre, un factor de riesgo para el sobrepeso: la obesidad infantil afecta el doble a los niños de familias con rentas más bajas

Crecer en un hogar pobre es un factor de riesgo para sufrir sobrepeso. Casi uno de cada cinco niños de familias con rentas más bajas tiene obesidad infantil, esto es, el doble que los niños de hogares con más recursos. Comen menos frutas y verduras y más alimentos ultraprocesados, practican menos deporte y pasan más tiempo frente a una pantalla, lo que, al final, se traduce en un deterioro de su salud. Una realidad que, según el último Estudio Aladino 2023 del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, se agrava año a año.

El informe, que se realiza cada cuatro años, evidencia la brecha en los datos de obesidad infantil entre las familias que cobran más de 30.000 euros al año y aquellas que perciben menos de 18.000. Según el avance de los resultados presentados este miércoles, el 10,9% de los niños de 6 a 9 años de hogares con rentas más altas sufre obesidad, frente al 23,6% de aquellos de familias más pobres. La diferencia, además, aumenta respecto a años anteriores: un punto y medio desde 2019; 2,7 puntos en comparación con 2015; y casi tres puntos frente a 2011.

Con el objetivo de conocer la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso entre los escolares, el estudio recopila datos de 12.000 niños de todas las comunidades autónomas en casi 300 colegios públicos y privados; y analiza varios ámbitos de esos menores, como su entorno, los niveles de renta de la familia, los hábitos alimenticios o la actividad física. Pese a que los datos generales han mejorado respecto a años anteriores, se mantienen todavía en niveles preocupantes: un 20,2% de niños con sobrepeso (2,1 puntos menos que en 2019); un 15,9% con obesidad (-1,4 puntos); y un 36,1% con exceso de peso (que es la suma de los dos anteriores y que baja 4,5 puntos).

"Que la tasa de obesidad baja es una buena noticia, pero no podemos conformarnos. Esta mejora tiene que alcanzar también a las familias más vulnerables", ha reivindicado el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, en el acto de presentación de los datos. La desigualdad que evidencia el estudio es, para el ministro, "inaceptable" en una democracia. "Todos los niños en España, independientemente de los recursos de sus familias, del código postal en el que nazcan, tienen derecho a una alimentación saludable y de calidad", ha añadido.

Hábitos alimentarios

Esa mejora, de nuevo, no se ha percibido en todos los estratos de renta familiar, por factores asociados como los hábitos alimentarios: siete de cada diez niños desayunan todos los días algo más que una sola bebida, menos de la mitad consume fruta a diario y menos de la cuarta parte come verdura todos los días. Aunque los hábitos varían también según el hogar: casi el 40% de los niños de familias de menor renta no desayuna a diario (frente al 22% de los hogares con más recursos).

Además, mientras más de la mitad de los niños de familias con más recursos consume a diario frutas y verduras, solo el 36,4% de los escolares de hogares con menor renta ingiere esos alimentos todos los días. En contraposición, los niños de familias con menos dinero comen más alimentos ultraprocesados o bebidas azucaradas: el 7,8% consume refrescos con azúcar más de tres días a la semana, ocho veces más que las familias con más ingresos.

"Las familias con menos recursos suelen tener una alimentación que requiere una menor preparación y es más barata. Optan por productos que aguanten en la nevera porque no pueden permitirse ir a comprar productos frescos cada poco tiempo, porque no tienen tiempo para estar en casa. Lo que vemos es que desayunan en mayor medida alimentos como bollería, galletas y menos fruta y verdura", asegura Ricardo Ibarra, director de Plataforma de Infancia.

Actividad física y pantallas

Hay otros factores determinantes en el sobrepeso de la población infantil, como la actividad física que realizan. La investigación refleja que es más probable realizar al menos dos horas semanales de algún tipo de actividad extraescolar en una familia con ingresos altos (88,1%) que en una con rentas más bajas (64,2%). Y, al mismo tiempo, entre las familias más pobres, se duplica el porcentaje de escolares que pasan dos o más horas al día frente a una pantalla: 41,4% frente a 22,8%.

"Son niños que pasan mucho más tiempo con las pantallas porque probablemente sus padres estén en empleos más precarios que les dificultan la posibilidad de conciliar", explica Ibarra. Coincide con él María Capellán, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), quien sostiene que son pocos los centros que tengan extraescolares completamente gratuitos. "Y las que son gratis, no suelen ser actividades de deportes, sino más bien talleres de manualidades, de inglés y cosas así. Pero todo lo que implica deporte normalmente se realiza a través de clubs deportivos que lógicamente son de pago", incide.

Un plan y dos decretos

Para hacer frente a esta problemática, el Gobierno aprobó en 2022 un plan estratégico con 200 medidas a impulsar de aquí a 2030, con el objetivo de reducir el sobrepeso y la obesidad infantil en España en un 25% y dejar de estar así entre los países europeos con peores datos. "Desde el Ministerio de Sanidad se han puesto en marcha varias medidas del Plan, y otras se encuentran en desarrollo", cuentan en el departamento dirigido por Mónica García, como una guía de escuelas promotoras de la salud, nuevas convocatorias de subvenciones de "Ciudades Saludables" y la ampliación de la cartera de salud bucodental

En paralelo, el departamento dirigido por Pablo Bustinduy está preparando un decreto para regular la alimentación en los comedores escolares, y el cual está previsto que vea la luz próximamente. "Está en la última fase de tramitación. Tendrá un impacto ene la salud de los niños, pero también servirá como medida igualatoria para las familias con menos recursos", explican fuentes de Consumo.

La iniciativa regulará la comida que ofrezcan los comedores escolares, de tal forma que se prioricen alimentos como las verduras, frutas, legumbres, carne, pescado o cereales integrales; y se reduzcan los ultraprocesados. Todo ello desde una idea de proximidad y de fomentar el consumo de alimentos de temporada.

También está pendiente otro decreto que regulará la publicidad de alimentos no saludables, algo que para Consumo es crucial, teniendo en cuenta que, precisamente, los niños más vulnerables son los que están más expuestos a esos anuncios.

Menos de la mitad acude al comedor escolar

"Llevamos mucho tiempo demandando que el comedor escolar sea universal y gratuito, porque así garantizamos que el niño coma todos los nutrientes que necesita", reivindica Macarena Céspedes, directora de incidencia política de la ONG Educo. El problema, dice, es que no es algo que puedan permitirse todas las familias. Según datos de la organización, a nivel estatal, menos de la mitad de los alumnos de Primaria acuden al comedor escolar.

"La principal barrera que nos encontramos es la económica, porque ese dato ascendería a casi el 80% si no costase lo que cuesta el comedor escolar", explica a este periódico. Tampoco las becas, que para muchas familias son la única vía para poder permitirse ese servicio, están cubriendo a toda la población infantil: las ayudas apenas llegan al 13,4% de los hogares, según Educo, y muchas veces ni siquiera cubren el 100% del coste del comedor escolar.

Teniendo en cuenta que, según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, hay más de medio millón de niños en España que no pueden comer carne, pescado o pollo cada dos días, el comedor resulta todavía más necesario. "Para muchos niños es la única comida decente que realizan al día", asegura Capellán.

Para el director de Plataforma de Infancia, en este ámbito hay otra medida que podría ser muy útil para mejorar el bienestar de los niños con menos recursos. "Podríamos ser más ambiciosos y, más allá de la comida, empezar a incorporar desayunos gratuitos para los niños que están en condiciones de vulnerabilidad", defiende Ibarra.

Más inversión y ayudas para las familias

Uno de los caminos que, según Ibarra, habría que tomar para reducir esas tasas de obesidad infantil, es destinar más dinero a las políticas de infancia, y más cuando España tiene una de las tasas más altas de pobreza infantil de la Unión Europea (un tercio de los niños viven en riesgo de pobreza y exclusión social). "Tenemos un país que invierte muy poco en infancia, y eso implica menos ayudas para las familias y muchas muy mal dirigidas, porque son muy burocráticas y plantean muchas barreras que al final lo que hacen es que no lleguen a quien más lo necesita", sostiene el director de la organización que reivindica también la prestación universal por crianza.

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