La señal que más se suele pasar por alto al diagnosticar un cáncer según varios oncólogos

El avance científico y tecnológico de los últimos años ha permitido que tipos de cáncer que antaño eran incurables hoy puedan convertirse, en muchos casos, en una enfermedad crónica. Esta cierta tranquilidad proporcionada por los nuevos fármacos y terapias no debería tampoco hacer que nos olvidemos completamente de observar cualquier signo anómalo que veamos en nuestro cuerpo o en el buen funcionamiento del mismo.

Así lo indican voces expertas en Inmunología y Oncología: es un riesgo creer que ya no debemos escuchar y observar nuestro cuerpo. El cáncer puede aflorar de la forma más sutil y es nuestra responsabilidad estar lo suficientemente atentos a cada cambio. Según han declarado diversos científicos, esta es la primera acción fundamental de la prevención.

Síntomas que deberían alarmarnos

En primer lugar, los expertos resaltan que no se puede hablar de síntomas inequívocos, es decir, que los que se puedan enumerar no siempre van a corresponder con un posible tumor. Sin embargo, hay ciertos signos que sí deberían alertarnos, al menos para acudir a consulta médica, entre los que señalan: fatiga, cambios en hábitos intestinales o de vejiga, bultos inusuales o pérdida de peso.

Son síntomas en los que además hay que tener en cuenta la perspectiva de género, tal y como subraya la oncóloga ginecológica Kellie Rath, ya que algunos de ellos se manifiestan de forma específica en la población femenina. Como ejemplos habla de sangre en orina o heces, sangrado vaginal irregular, pélvico dolor o ganglios inflamados. En este último punto se hace especialmente importante la autoexploración, sobre la que han concienciado las autoridades sanitarias en los últimos años.

¿Qué hábitos nos protegen del cáncer?

Tal y como confirmaban recientemente las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el cáncer se ha situado ya como la primera causa de mortalidad en España, un podio fatídico ocupado hasta ahora por las patologías de carácter circulatorio. Huelga decir que aunque existe un factor relevante de predisposición genética, la mejor forma de intentar prevenir esta patología pasa por hábitos de vida saludable.

La ciencia ha constatado que la exposición voluntaria a determinados carcinógenos, es decir, agentes físicos, químicos o biológicos con potencial para producir cáncer, aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad mortal. En esta lista hay tóxicos de sobra conocidos, como son el tabaco, el alcohol, los alimentos grasos y la exposición a la radiación ultravioleta del sol.

Y por supuesto hay que recordar una vez más que la dieta saludable no tiene el mismo efecto si no se combina con la actividad física. Por último, las revisiones médicas periódicas, y en concreto los cribados de mama, cérvix o colorrectal, juegan un papel esencial en la prevención de algunos de los tumores más frecuentes.

Referencias

Laurence, E. (2024). This Is the Early Cancer Symptom That's Missed the Most Often, According to Experts. Parade. https://parade.com/health/commonly-missed-early-cancer-sign

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