El robo de gallos más viral de la historia de España, denunciado por un clan gitano de Valladolid en vídeos de TikTok, ha vuelto a poner el foco de atención en las peleas de gallos, una práctica ancestral con más de 2.500 años de antigüedad, que sigue arraigada en muchos puntos de España.
Aunque el clan vallisoletano víctima del robo no dijo en ningún momento que fueran gallos de combate, todos los indicios apuntan a ello y el partido animalista PACMA ha pedido una investigación porque, según dice, se trata de una práctica "completamente prohibida en España". Sin embargo, hay excepciones porque las peleas de gallos todavía son legales en algunos puntos del país, concretamente en Andalucía y Canarias.
La nueva Ley de Bienestar Animal que entró en vigor en septiembre de 2023 prohíbe expresamente, en su artículo 75, "el adiestramiento y uso de animales para peleas y riñas con otros animales o personas". Es más, esa ley tan garantista con los derechos de los animales contempla incluso multas de hasta 500 euros para los dueños que dejen a su perro atado a la puerta del supermercado mientras hacen la compra, por lo que cuesta creer que las peleas de gallos tengan cabida en el ordenamiento jurídico español.
Pero la tienen, porque a pesar de la polémica ley que impulsó Ione Belarra (muy criticada por el sector agrícola y ganadero, entre otros), la realidad es que la aplicación de la normativa sobre bienestar animal es una competencia autonómica y las dos comunidades anteriormente citadas amparan este tipo de espectáculos.
En Andalucía, la ley de protección de los animales de noviembre de 2003 recoge en su artículo 4 que las peleas de gallos están prohibidas "salvo aquellas de selección de cría para la mejora de la raza y su exportación realizadas en criaderos y locales debidamente autorizados con la sola y única asistencia de sus socios".
Y en Canarias, una ley similar de junio de 1991, dicta que "podrán realizarse peleas de gallos en aquellas localidades en que tradicionalmente se hayan venido celebrando", cumpliendo una serie de requisitos, como que esos combates "se celebren en recintos cerrados" o la "prohibición de entrada a menores de 16 años".
"Ha habido diversos intentos de prohibición"
José Luis Martín, presidente de la Federación Gallística Canaria, tiene más de 300 gallos de pelea en su criadero y explica a 20minutos que estos espectáculos gozan de buena salud en el archipiélago: "Ha habido diversos intentos de prohibición, pero la realidad es que ahora hay más gente que nunca y estamos mejor organizados. La Federación se creó en 2005 con solo tres asociaciones y ahora engloba a 54, que puede tener cada una 10 o 15 criaderos, según los socios que tenga".
Hay incluso un campeonato canario, con combates por todas las islas, excepto en La Gomera (la única en la que no hay tradición), a los que puede asistir cualquier persona mayor de 16 años, previo pago de una entrada, que cuesta alrededor de 8 euros. "En los combates se enfrentan dos gallos en una gallera, que es como un ring de arena, y hay una mesa de jueces que controla que se cumpla el reglamento y los tiempos, pues una pelea no puede durar más de diez minutos", explica Martín.
Entre un 5 y un 10% de los combates acaban con heridas mortales, estos gallos tienen armas naturales que pueden matar de manera fulminante"
La mayoría de las veces, las peleas se deciden a los puntos o porque un criador retira a su gallo al ver el combate perdido. Otras veces, sin embargo, la pelea acaba con la muerte del animal: "Calculamos que entre un 5 y un 10% de los combates acaban con heridas mortales porque igual que un león tiene garras y dientes, estos gallos tienen armas naturales que pueden matar de manera fulminante, pero la inmensa mayoría de los gallos se recuperan de sus heridas, además muy rápidamente, y pueden volver a competir".
Además, Martín subraya que a estos gallos les gusta pelear porque su genética les impulsa a ello: "Los animalistas dicen que les obligamos, pero eso es absolutamente falso. Está prohibido por el reglamento incitarles y además es imposible obligar a un gallo a pelear si no quiere. Lo que pasa es que un gallo de combate quiere luchar, lo lleva en los genes, y solo con ver a otro gallo a una distancia a la que pueda picarle, aunque sea por una simple rendija, va a ir directo a pelear contra él".
El gallo combatiente español, "el más valorado"
El presidente de la federación canaria habla del gallo combatiente español, una raza autóctona de nuestro país, pequeña y que no llega a los 2 kilos de peso, pero que es "la más valorada en todo el mundo" por su agresividad para pelear, aunque Martín asegura que solo son agresivos con sus semejantes, pues la mayoría "son nobles y dóciles con el ser humano". Aunque las peleas solo son legales en Andalucía y Canarias, criar esta especie sí es legal en toda España y hay criaderos en prácticamente todas las comunidades autónomas. Muchos de los ejemplares se exportan a Sudamérica, donde las peleas de gallos están ampliamente extendidas, igual que en el sudeste asiático. Un ejemplar puede costar 100 euros, pero se puede llegar a pagar hasta 6.000 euros por un campeón.
Criar a estos animales no es sencillo, pues requieren de múltiples cuidados y de un entrenamiento personalizado: "Excepto el toro bravo y el caballo de carreras, no creo que ningún otro animal viva tan bien como un gallo de pelea. A diferencia de los pollos del supermercado, que viven entre 50 y 55 días sin ver la luz del sol, nosotros los criamos como si fueran auténticos atletas: comen la mejor comida, tienen tierra para escarbar y viven en gallineros individuales con 2 metros de espacio para cada uno".
Eso de estar en gallineros privados tiene que ver, precisamente, con sus ganas de guerra: "No puede haber dos gallos juntos porque se matarían entre ellos. Desde que tienen 6 meses o menos ya hay que separarlos. Ni siquiera pueden ver los otros gallineros porque se destrozarían a sí mismos rozándose contra la jaula para intentar atacar al rival".
Además, las aves salen habitualmente de la jaula para recibir un entrenamiento personalizado: "Aquí cada maestrillo tiene su librillo, pero no les enseñamos a pelear, eso lo llevan en su instinto. Lo único que hacemos es prepararlos físicamente, les hacemos volar o correr para que pierdan grasa y ganen musculatura, para que estén al 100% de sus condiciones en el momento del combate, igual que haría un atleta. Hay que hacerlo con todo el mimo para que no se lesione ni se le partan las plumas".
Aunque las peleas de gallos solo son legales en Canarias y Andalucía, se siguen organizando de forma ilegal en otros lugares de España, especialmente en Murcia, donde la Guardia Civil ha desmantelado varias instalaciones preparadas para ello, un negocio lucrativo gracias al dinero que mueven las apuestas. También ha habido numerosas operaciones policiales contra criaderos ilegales. De hecho, la Guardia Civil informó este jueves del cierre de un criadero en la localidad vallisoletana de Tudela de Duero, en el que se incautaron de 136 gallos combatiente español.