El motivo psicológico por el que le damos tantas vueltas a las cosas y consejos para dejar de hacerlo

La salud mental se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del bienestar integral de las personas en España. Está demostrado que el estado anímico y psicológico tiene un impacto directo en la salud física. Pensamientos intrusivos, preocupaciones recurrentes y estancarse mentalmente en los problemas puede derivar en consecuencias tanto a nivel emocional como corporal.

Tomás Navarro, psicólogo y autor del libro Piensa bonito, afirma en una entrevista para Infosalus que somos esclavos de nuestros pensamientos y estos pueden ayudarnos a mejorar nuestra vida o bien pueden limitarla. Navarro explica que, a diferencia de los animales, los seres humanos tenemos un cerebro más desarrollado donde se genera el pensamiento, lo que nos hace más propensos a darle vueltas excesivas a las preocupaciones.

Influir negativamente en nuestra salud

Cuando nos obsesionamos con un mismo pensamiento, este puede influir negativamente en nuestra salud, generando estrés, nervios, ansiedad o incluso depresión. Según Navarro, nuestro cuerpo es todo uno y el estrés está relacionado con el sistema inmunitario. Si interpretamos cosas que no son, generamos en nosotros mismos un estrés innecesario, que puede traer consecuencias negativas en nuestra salud.

La mayoría de los pensamientos intrusivos suelen ser irracionales y repetitivos. Esto se debe a que buscamos darle una respuesta a un problema o preocupación que, en muchos casos, solo existe en nuestra mente. Al intentar encontrar una solución para calmar nuestro estado de nerviosismo, solo logramos un alivio momentáneo, ya que al poco tiempo los mismos pensamientos vuelven a surgir, creando nuevamente estrés y ansiedad.

Claves para evitar darle demasiadas vueltas a las preocupaciones

Para liberarnos del exceso de pensamientos y no caer en la trampa de la rumiación, el psicólogo Tomás Navarro comparte 8 consejos:

  1. No pensar demasiado rápido: Pensar lleva tiempo, no hay que apresurarse.
  2. Evitar la superficialidad: Aunque la mente busque evadir temas que preocupan para volver a relajarse, es importante pensar de forma consciente, profunda y analítica.
  3. Confiar en uno mismo y en las propias posibilidades.
  4. No dar importancia a lo irrelevante: Muchas veces no podemos cambiar lo que nos sucede, pero sí nuestra forma de percibirlo e interpretarlo.
  5. No limitar las alternativas: Las opiniones ajenas no deben influir más que los propios pensamientos.
  6. No creer todo lo que se piensa: La intuición a veces falla, no hay que dejarse llevar siempre por ideas rápidas y poco consolidadas.
  7. Evitar sacar conclusiones o tomar decisiones en momentos de malestar emocional.
  8. No generalizar: Es otro error común que alimenta los pensamientos irracionales.

En definitiva, aprender a pensar de forma saludable y distinguir los pensamientos racionales de aquellos que nos perjudican es clave para no quedarse estancado en preocupaciones improductivas. Con práctica y consciencia, es posible liberarse de los pensamientos intrusivos y disfrutar de una mejor salud mental.

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