A tan solo cuatro días de la celebración del Congreso Federal del PSOE y con Víctor de Aldama señalando a medio Gobierno por el caso Koldo, los socialistas tienen un nuevo frente abierto por las filtraciones de unos correos electrónicos confidenciales entre la Fiscalía y la defensa de Alberto González Amador, la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Todo a raíz de una información publicada por ABC que apunta que Moncloa estaría detrás de las mismas y habría intentado implicar al líder del PSOE-M, Juan Lobato. Moncloa ha optado por ponerse de perfil y aunque niega que la filtración se haya producido desde el Gobierno, algo que también ha negado Lobato, evita cerrar filas con el secretario general del PSOE-M, con quien Ferraz se enfrenta a una guerra abierta por el liderazgo de la federación madrileña que ahora se recrudece.
La información publicada asegura que Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete de Óscar López, actual ministro y entonces mano derecha de Pedro Sánchez, envió un mensaje a Lobato sobre los correos con información confidencial de González Amador con el objetivo de que el portavoz del PSOE en la Asamblea los utilizara en la sesión de control al Gobierno de Ayuso, aunque según el líder del PSOE-M esa información provenía de los medios y no del Gobierno o de la Fiscalía.
Sin embargo, seis meses más tarde y después de que el Tribunal Supremo imputase al fiscal general del Estado por las filtraciones, Lobato acudió a una notaría para dejar constancia de los mensajes intercambiados con Pilar Sánchez Acera, aunque ni la avisó a ella ni advirtió a Moncloa de ello. El silencio en el seno del Gobierno sobre esta cuestión habla por sí solo. La tensión es patente. Se limitan a decir que el líder del PSOE-M es libre para ir a la notaría, al tiempo que eluden darle su apoyo pese a que las informaciones han desatado las críticas a Lobato en la federación madrileña, donde algunos ya piden su dimisión.
Y todo esto estalla en una semana clave para el partido, que celebra su gran cónclave en el que se desatarán todas las batallas por los liderazgos en distintas federaciones, entre ellas, la madrileña.
Ocurrirá a partir de este viernes. Y precisamente ese día el magistrado del Tribunal Supremo Ángel Hurtado ha citado a Lobato para que declare como testigo en la causa contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la filtración. Está por ver si esto pondría o no en aprietos tanto a Lobato como al Gobierno, ya que el secretario general del PSOE-M deberá entregar las actas notariales en las que dejó constancia de la conversación con la jefa de Gabinete de Óscar López, donde se podría dilucidar de dónde provino la filtración, además de sacar a la palestra la conversación privada entre Lobato y Sánchez Acera.
Mientras tanto, Moncloa se limita a apoyar únicamente al fiscal general del Estado, algo que ya hizo desde que se produjo su imputación. No mencionan ni el nombre de Óscar López ni de su jefa de gabinete, si bien remarcan que la filtración no tuvo origen en la Moncloa, respaldando de forma velada a ambos.
Fuentes del PSOE-M aseguran que Lobato no hará declaraciones referentes a este asunto hasta que no declare ante el Supremo. Aunque, antes de tomar esta decisión, aseguró que solo había acudido al notario para "certificar" que Moncloa no filtró el correo en el que los abogados de González Amador negociaban un acuerdo con la Fiscalía por su presunto fraude fiscal. Lobato asegura que Pilar Sánchez Acera le hizo llegar la información que desmiente que la Fiscalía hubiese intentado llegar a un acuerdo con González Amador, como publicaban varios medios. Según esta versión, la jefa de gabinete de Óscar López también le remitió los correos que así lo acreditan, aunque Lobato defiende que los mismos ya estaban publicados por algunos medios, de hecho, asegura que se llegaron a intercambiar estos recortes de prensa.
Pero la esfera judicial de este caso se enreda irremediablemente con la batalla política que el PSOE vive a nivel interno. Precisamente, hace unas semanas que se publicó el nombre de Óscar López como posible candidato a sustituir a Lobato como secretario general del PSOE-M, un movimiento de Ferraz para intentar sondear los apoyos a Lobato y de paso mandarle un mensaje de que la Dirección socialista daría la batalla por el liderazgo de esta organización territorial. Ahora la contienda se recrudece entre Ferraz y Lobato.
Mientras la Dirección socialista evita apoyar a Lobato y deja fluir el reguero de críticas contra él dentro de la organización madrileña, el secretario general del PSOE-M se encuentra en una encrucijada, en la que debe mantener la confianza de los suyos a tan solo unos días de la batalla por la Secretaría General sin poner en ningún aprieto a Moncloa, aunque también tiene la obligación de aportar pruebas ante el juez en la investigación del fiscal general del Estado.