La preocupación en la parte socialista del Gobierno por la fragmentación en Sumar y Podemos es un secreto a voces. Ningún sondeo, ni interno ni externo, apunta que este espacio pueda reunir los 31 escaños logrados en las últimas elecciones del 23J, por lo que Moncloa no quiere ni oír hablar de elecciones hasta tener garantizado que sus ahora socios de coalición sumen entre 30 y 35 diputados. Lejos de ello, Sumar sigue inmerso en una crisis interna tras la salida de Íñigo Errejón, mientras Podemos se afana en apretar las tuercas a los socialistas en cada votación.
Los últimos sondeos, como la encuesta DYM para 20minutos, no ofrecen más de 14 diputados a los de Yolanda Díaz, mientras que Podemos no obtendría más de 4. Fuentes del ala socialista del Gobierno reconocen que esos números no les dan para volver componer la mayoría de la investidura de Pedro Sánchez hace ya un año. Aunque, por otro lado, también trasladan que mientras Alberto Núñez Feijóo esté en la oposición "hay Sánchez para rato".
Pero la preocupación por la crisis interna que vive Sumar es latente. "Va cada uno por su lado", señalan las fuentes consultadas, que aunque abogan por terminar la legislatura en 2027, son conscientes de que el reloj de arena se vacía mientras avanza la descomposición del espacio a su izquierda. En cualquier caso, Moncloa mira con esperanza a uno de los partidos que integran la coalición Sumar: IU.
La formación liderada por Antonio Maíllo es la única del espacio a la izquierda del PSOE que, hoy por hoy, mantiene los puentes tendidos con todas las sensibilidades y partidos de esa parte del espectro político. Y eso incluye tanto a Podemos, con cuya dirección Maíllo mantiene contactos discretos pero recurrentes, como a Movimiento Sumar, la pequeña organización liderada de facto por Yolanda Díaz que capitanea la coalición Sumar, en la que se integra IU.
Esos contactos no pasan, por el momento, de ahí, puesto que IU sigue formando parte de Sumar, ha concurrido integrado en esa coalición a todas las últimas elecciones y sus diputados en el Congreso se adscriben al grupo parlamentario liderado por Yolanda Díaz. Pero, dado que las relaciones entre Podemos y la vicepresidenta están completamente rotas (lo mismo ocurre entre los morados y Más Madrid, Compromís o Catalunya en Comú), lo cierto es que Maíllo juega desde hace meses un rol de bisagra entre las dos partes en las que está fracturado el espacio a la izquierda del PSOE.
De hecho, sabedor de su papel, el líder de IU ha dado varios pasos en los últimos meses para sentar las bases de una futura recomposición de su espacio político. Este mismo sábado, Maíllo dará el pistoletazo de salida a la "Convocatoria por la democracia" planteada por IU, un proceso con el que la federación quiere sacudirse el marasmo en el que se encuentra sumido Sumar desde hace meses, reactivar a militantes que han ido abandonando el espacio ante la interminable pugna interna y la falta de respuesta a los malos resultados electorales y, al menos, sentar las bases para una futura colaboración con Podemos en el futuro.
Desde que se anunció la apertura de ese proceso, que durará varios meses en los que se celebrarán asambleas para elaborar una hoja de ruta política, Maíllo ha ido haciendo cada vez más evidentes sus diferencias con Díaz. Tras la dimisión de Íñigo Errejón como portavoz parlamentario de Sumar hace unas semanas, el líder de IU exigió a Sumar una "catarsis" y "responsabilidades". El mes pasado, ante la dirección de su partido, Maíllo defendió sin ambages que, "para llegar en las mejores condiciones al siguiente ciclo electoral, debe existir una coordinación entre iguales" con "todos dentro, sin vetos cruzados". Y la semana pasada, el dirigente deslizó públicamente que Díaz, como líder, "necesita mejorar".
Reforzar las federaciones y agotar la legislatura
En cuanto a Podemos, Moncloa reconocen que últimamente están más "duros", pero no creen que eso ponga en riesgo la actual legislatura. El objetivo es agotarla. No convocar elecciones hasta 2027. Para ello, los socialistas continuarán con su estrategia de negociar con todos hasta lograr pactos que permitan sacar los acuerdos de más calado. La reforma fiscal fue un triunfo y una demostración que pactar medidas fiscales que acepten sus socios de izquierdas y de derechas es posible, aunque en el Gobierno intentan no vincular esta negociación con los Presupuestos, quizás por no tensar demasiado la cuerda con sus socios.
"Es saltar muchas pantallas. Nunca está vinculada una cosa con la otra", advierten desde el Ejecutivo, que recuerdan que todavía queda la negociación de la senda de déficit y el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF). Por lo que las cuentas públicas se toman como un problema (o solución) del PSOE del futuro.
Además de avanzar, ley a ley y paso a paso, en la legislatura, el Gobierno también espera que el Congreso Federal del PSOE que se celebrará el próximo fin de semana en Sevilla sea un revulsivo a partir del cual el partido recupere fuelle electoral. En concreto, se espera que la federación valenciana saque mejores resultados tras la crisis de la DANA, y que otros territorios que cambiarán de liderazgo también logren mejores resultados que en las últimas elecciones, entre ellos, Aragón.