El entrenador del Girona, Míchel Sánchez, sigue en su particular guerra con Raúl Martín Presa, presidente del Rayo, después del cruce de declaraciones entre ambos tras el partido del conjunto catalán en el estadio vallecano el pasado fin de semana.
"Lo puedo decir en catalán, en castellano y en vallecano, pero puede que él en vallecano no lo entienda porque lleva muchos años ahí y no tiene ese sentimiento de pertenencia", ha comentado el técnico del Girona.
Después de la derrota Míchel exculpó a su homólogo, Íñigo Pérez, y acusó a la directiva del club madrileño de imponer las pérdidas de tiempo en los últimos diez minutos y lamentó que "el Rayo es un equipo que juega con unos valores de la hostia y hay cosas que quedan muy mal".
Presa contestó que Míchel "puede decir misa" porque "los técnicos son los que llevan el equipo y los que deciden lo que se hace" y luego preguntó con sorna si el técnico había hecho esas declaraciones en castellano o en catalán.
En la rueda de prensa previa a la visita del Arsenal a Montilivi Míchel ha reivindicado que no pone dichas pérdidas de tiempo como "excusa" porque piensa que el Rayo "mereció" el triunfo, pero ha insistido en que no le gustaron nada "los diez minutos que se vivieron al final y las acciones del portero Augusto Batalla".
Míchel ha subrayado que nació en el barrio de Vallecas y que sabe "muy bien lo que significa vestir esta camiseta" y que en el club le enseñaron "a saber perder y a saber ganar".
También ha explicado que si dijo que Íñigo Pérez no era el responsable de las pérdidas de tiempo y venían "de arriba" es porque él paso por lo mismo, porque en su etapa como entrenador en Vallecas Presa le había dicho que "no sabía parar los partidos ni jugar los últimos minutos".
"Yo lo que quiero es que al Rayo le vaya bien porque me siento un rayista más", ha concluido el técnico madrileño
