Me aburre Almodóvar

Cuando yo estudiaba cine Almodóvar era el director español que siempre se nombraba en clase. Profesores y alumnos lo idolatraban, aunque confieso que a mí me aburría. Llevaba en secreto que soltar algo así te convertía en cateto cinematográfico. Además, no todo su cine me hace bostezar. Me gusta la que gusta a todos, Mujeres al borde de un ataque de nervios. También la mezcla de tardofranquismo y movida de sus primeras pelis y la historia de amor de Átame, que igual hoy no pasaba el filtro ideológico. Volver fue su última película que disfruté, pero que conste que me las he tragado todas. Reconozco su calidad cinematográfica, pero sus historias a mí ni fu ni fa. Las últimas, las que menos, me parecen contadas por personajes superpijos, por mucho que digan que son de pueblo, que se lamen las heridas en casas con muebles de Le Corbusier.

Seguro que el problema es de mi ojo cinéfilo tuerto, pero el caso es que ahora que te guste o no el cine del manchego no es una cuestión de cinefilia, sino de política. Si lo amas, eres un progresista buenísimo de izquierdas, pero como no comulgues igual te llaman facha peligroso. Su cine se ha politizado y polarizado como todo últimamente. Lo ha confirmado el propio Almodóvar en el Festival de Venecia del que ha vuelto con el León de Oro al insistir en que La habitación de al lado, que dialoga sobre la eutanasia, es una respuesta a los discursos de odio de la ultraderecha que propone penalizar.

Creo que es mejor educar en el pensamiento crítico para que el que compre ciertas burradas lo haga con conocimiento, pero el caso es que Almodóvar insiste en que defiende valores progresistas. Igual antes sí, pero a mí me parece que ahora está más a las guerras culturales en las que se ha enredado la izquierda caviar. En sus películas ya no hay barrios como los de Qué he hecho yo para merecer esto, de currantes que no viven igual una enfermedad terminal porque esas no son lo mismo con dinero. Tampoco de los que ahora votan a Vox porque a Sánchez le ven más pendiente de la financiación singular catalana que de las cifras del paro.

Me da la sensación de que Almodóvar era contracultural y ahora hace un cine político que a veces parece una herramienta de esa izquierda que llora mucho por los peligros de la ultraderecha, pero que resulta que gobierna con holgura desde hace más de un lustro. Paradójicamente, cuando la presidencia era de Aznar el manchego rodó Carne trémula y Todo sobre mi madre, en las que había más melodrama que eslogan político…

Polarizaciones aparte, es una alegría para el cine español y la industria que Almodóvar se haya llevado el premio. Ya lo ha dicho él, cualquiera debería sentirse identificado por ser español. Aunque está rodada en inglés y con protas de Hollywood que los del barrio no conocen. Esos están viendo la de los niños de Santiago Segura, que no les dice a quién tienen que votar.

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