Israel contraataca

Entre los 193 países que integran las Naciones Unidas sin duda Israel es el que tiene más amenazada su soberanía. Desde su creación en 1948 no ha dejado ni un solo día sin tener que enfrentarse con algún enemigo deseoso de anular su independencia tan vinculada en sus razones con la persecución secular de sus habitantes, el pueblo judío que se había visto mermado una década atrás por la fobia racista del Reich.

Primero tuvo que superar tres guerras con sus vecinos, varios hoy ya reconciliados, hasta quedarse con dos problemas: uno interno, incapaz de resolver, que es la distribución del territorio que compartía con los palestinos que tantas décadas después continúa sin resolverse. El otro fue el odio que el nuevo Irán de los ayatolas, aislados en la Zona por su religión chiita, que limitaba sus relaciones con los vecinos sunitas.

Desde su creación en 1948, Israel no ha dejado ni un solo día sin tener que enfrentarse con algún enemigo

Las autoridades religiosas de Teherán, encabezadas por del ayatola Jamenei llevan tiempo equipándose sin éxito para el aparentemente inevitable enfrentamiento armado con Israel. Pero tropezaron con un enemigo tan invisible como eficaz que son los servicios de inteligencia judíos que de forma sistemática delataron los avances en la creación de una bomba atómica que la fuerza aérea acabó por impedir.

Irán entre tanto se apuntó el triunfo de crear o equipar y modernizar a las ya existentes milicias fronterizas que venían luchando, no tanto por crear el Estado Palestino en parte del terreno de Israel, sino en un reparto promovido por la diplomacia internacional, como por la ambición de liquidar al Estado Israelí por completo, lo que describieron como la expulsión de todos los judíos al mar.

Bajo este objetivo, siempre la tutela y apoyo económico y militar iraní, urgieron y fueron afianzándose tres milicias en las fronteras, con alto poder de atacar a Israel ya que no en enfrentamiento directo si con un acoso permanente a la seguridad de Israel: Una fue Hamas, la que el año pasado lanzó un ataque terrorista que desembocaría en la guerra de la Franja de Gaza —que ya ha causado muchos millares de víctimas inocentes—-, otra la de los hutíes del Yemen que están atacando la navegación por el mar Rojo, y la tecera, y más poderosa, Hezbolá, que aprovecha la debilidad del estado libanes, para provocar y atacar a Israel por el norte.

Fue lo que ocurrió en las últimas semanas en que bajo el argumento de apoyar a Hamas en Gaza, emprendió una campaña de bombardeos con drones y misiles contra las localidades fronterizas de Israel e incluso logrando que alguno alanzase Tel Aviv. Lo ocurrido ayer demuestra que en su estrategia —que había obligado a alejarse de la frontera a 4.000 judíos— intervenía la inteligencia de Israel, desde el Mosad a otros organismos, que descubrieron como los militantes de Hezbolá iban protegidos por un sistema de comunicación que les comunicaba del peligro entre sí.

El manejo de las nuevas tecnologías de la comunicación descubrió este resorte, con los nombres y apellidos de sus portadores —los jefes y activistas de la guerrilla— y apretando el botón que activaba toda la conexión del sistema lo hicieron estallar en explosiones individuales que mataron a nueve personas e hirieron a otras cerca de tres mil. No fue desde luego la liquidación de Hezbolá, pero un golpe que la dejará desarticulada por algún tiempo.

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