En el último momento, cuando el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) parecía incapaz de ponerse de acuerdo para nombrar un presidente, el nombre de Isabel Perelló se puso sobre la mesa y desencalló la situación. Esta magistrada a la que sus compañeros tildan de "neutral e independiente" será la primera mujer de la historia que se sitúa al frente del CGPJ y el Tribunal Supremo, rompiendo así un techo de cristal inquebrantable hasta el momento.
Perelló (1958, Cataluña), tiene a sus espaldas una extensa y reconocida carrera judicial. Una trayectoria que ha destacado por su profesionalidad, su conocimiento exhaustivo del derecho contencioso-administrativo y su capacidad para mantenerse alejada de posicionamientos ideológicos, al menos a nivel público. Solo un perfil como el suyo podía poner de acuerdo a progresistas y conservadores en el órgano de gobierno de los jueces.
Los primeros solo estaban dispuestos a aceptar una candidata mujer y progresista, después de que los hombres conservadores hayan presidido estos órganos durante el grueso de la democracia. Los segundos buscaban un perfil que no estuviera "teledirigido desde Moncloa", tal y como han señalado fuentes del sector a este periódico, y fueron quienes la propusieron a pesar de su afiliación a Juezas y Jueces para la Democracia, asociación judicial progresista.
La magistrada Isabel Perelló ha satisfecho las exigencias de ambos sectores tras un mes de bloqueo en las negociaciones y ha sido celebrada también desde Génova y Moncloa. Además de ser la primera mujer en ocupar el cargo, es la primera candidata que se escoge entre los vocales del Consejo "sin injerencias políticas", un dato que han destacado varios de ellos.
Carrera extensa y "criterio propio"
Isabel Perelló ingresó en la carrera judicial en 1985 y pasó por muchos destinos antes de llegar al Tribunal Supremo. Ha ejercido en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Mahón (Menorca), en la Audiencia Provincial de Barcelona y en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. A partir de 1991 sirvió en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía con sede en Sevilla, y en 1994 se marchó a la Audiencia Nacional.
También ha sido letrada en el Tribunal Constitucional. Finalmente, en 2009 accedió a la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, y ha ejercido allí desde entonces. Experta en la materia, ha dictado numerosas sentencias relacionadas con instalaciones de energías renovables, regulación eléctrica u órganos reguladores como la Comisión Nacional del Mercado de Valores o el Banco de España.
Fuentes del CGPJ destacan su "criterio propio" y su "defensa a ultranza de la independencia del Tribunal Supremo". Unas virtudes que demostró, según relatan, cuando rechazó la petición del PSOE de revisar más de 30.000 votos nulos obtenidos en Madrid en las elecciones del 23-J, un recurso que no encontró justificado. Esta es, de hecho, una de sus pocas sentencias relacionadas con la política, a raíz de un caso que cayó casualmente en sus manos cuando ejercía en la Sala de Vacaciones del tribunal.
Una de las pocas apariciones mediáticas de su historial la hizo en 2014, cuando firmó una carta dirigida al entonces presidente del CGPJ y el Supremo, Carlos Lesmes. La misiva, firmada también por la ministra de Defensa, Margarita Robles, recriminaba a Lesmes que utilizara el género masculino cuando se refería a todos los magistrados del Supremo.
En otra ocasión, Perelló estimó el recurso de un abogado de oficio que pretendía anular la venta de 2.935 viviendas, garajes y trasteros del parque público de Madrid a un fondo buitre. En contra del criterio del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, la magistrada dio la razón a los inquilinos que se habían visto afectados por aquella operación.
Además de su labor como jueza, el Consejo General del Poder Judicial destaca que Perelló ha participado "en diversos cursos sobre materia constitucional, derecho administrativo comparado, telecomunicaciones y jurisprudencia constitucional". Además, es coautora de varias obras y ha colaborado en el libro 'La Europa de los Derechos: el Convenio Europeo de los Derechos Humanos'.
