Guía para no perderse nada en las elecciones de EEUU de este martes: candidatos, sistema electoral, estados clave...

Las elecciones de EEUU llegan este martes a su momento más importante. Millones de estadounidenses están llamados a depositar su voto en las urnas para elegir al próximo inquilino de la Casa Blanca. Este año, el cargo presidencial se disputa entre dos figuras principales: Donald Trump, quien vuelve a presentarse por el Partido Republicano, y Kamala Harris, que tomó el testigo de Joe Biden en el Partido Demócrata tras su renuncia a la reelección en julio. Esta jornada permitirá también la renovación de 33 escaños del Senado y toda la Cámara de Representantes.

Harris, de 60 años, es la actual vicepresidenta de EEUU y ha sido senadora por California y fiscal general del mismo estado. Su compañero de fórmula es Tim Walz, quien aspira a la vicepresidencia. La demócrata defiende una agenda progresista y apoya políticas para ampliar el acceso a la sanidad, fortalecer el sistema de educación pública y defender el derecho al aborto, entre otras. En cuanto a política exterior, se alinea con el compromiso de reforzar las alianzas globales, incluida la OTAN.

Trump, de 78 años, busca la presidencia por segunda vez tras su mandato entre 2017 y 2021, con una trayectoria previa en el sector empresarial. Su compañero de fórmula es J.D. Vance, quien se postula a vicepresidente. Las propuestas incluyen políticas económicas proteccionistas, menos intervención gubernamental y una postura firme contra la inmigración ilegal, entre otras ideas. El republicano prioriza objetivos nacionalistas de política exterior y las relaciones bilaterales sobre acuerdos multinacionales.

Además de los ya mencionados, otros candidatos de partidos minoritarios se presentan igualmente a estas elecciones, como Chase Oliver, por el Partido Libertario, y Jill Stein, por el Partido Verde. No obstante, en EEUU siempre ha predominado el bipartidismo y prácticamente solo hay dos opciones a ocupar el Despacho Oval: un republicano (conservadores) o un demócrata (progresistas).

Por otro lado, estos comicios se rigen por un sistema de sufragio indirecto, por lo que el resultado final no depende directamente de los ciudadanos. En su lugar, el voto popular designa a compromisarios o delegados que integran el Colegio Electoral, un organismo compuesto por 538 representantes que decidirán al próximo presidente en función de los resultados de cada uno de los 50 estados. Para ser proclamado ganador, un candidato necesita el respaldo de al menos 270 de ellos.

La distribución de los delegados se basa en la representación que tiene cada estado en el Congreso, lo que significa que un territorio tiene tantos compromisario como senadores y representantes tenga asignados según su población. Por ejemplo, California, el estado más poblado, cuenta con 55, mientras que estados menos poblados, como Wyoming, tienen un mínimo de tres.

Un largo proceso electoral

Las elecciones de EEUU son un proceso largo y complejo que comienza en la primavera del año previo, cuando los aspirantes a la presidencia registran oficialmente su candidatura ante la Comisión Federal Electoral (FEC, por sus siglas en inglés). A partir de ahí, los partidos organizan debates para las primarias y las asambleas (caucus), las cuales se celebran desde el verano anterior hasta enero del año electoral.

Estos eventos permiten que cada estado elija a sus representantes. Así, de enero a junio del año electoral, los estados y partidos realizan las elecciones primarias y caucus. Las primarias son comicios anónimos y secretos en los que los militantes de cada formación eligen a su candidato, mientras que los caucus son asambleas privadas en las que expresan su preferencia por grupos, según el aspirante al que apoyan.

Después de estas reuniones, cada partido celebra durante el verano una convención nacional para formalizar la nominación de su candidato, que se logra al obtener la mayoría de los delegados. En caso contrario, se procede a nuevas votaciones hasta alcanzar una decisión. Los aspirantes eligen aquí a sus compañeros de fórmula, quienes asumirán el cargo de vicepresidente en caso de ganar las elecciones.

Entonces comienza la campaña final con los debates presidenciales entre los candidatos principales, en los que exponen su postura y sus políticas en temas como economía, sanidad o derechos civiles, entre otros. La misma se extiende hasta noviembre y, el primer martes después del primer lunes del mes, se celebra el día de las elecciones, una fecha que nunca cambia.

El sistema 'winner-takes-all' y los 'swing states'

Este 5 de noviembre se celebran 50 elecciones, una por cada estado. Como se explicaba anteriormente, los ciudadanos votan a un candidato presidencial a través de sus delegados, quienes deberán apoyar en el Colegio Electoral al aspirante que más votos haya obtenido en su territorio, es decir, no se reparte de manera proporcional.

El sistema de winner-takes-all o "el ganador se lleva todo" otorga todos los votos de un estado al candidato que obtiene la mayoría de papeletas en ese lugar, excepto en Maine y Nebraska, que sí tienen un sistema de reparto proporcional. Por ejemplo, si en un territorio gana un partido, aunque sea por un voto, todos sus delegados deberían respaldar a dicha formación.

Por otro lado, dado que la mayoría de los estados tienden a votar por un partido, las elecciones se deciden en los llamados swing states o estados bisagra, donde los resultados varían de una legislatura a otra. De este modo, los comicios se suelen decidir en estos lugares en los republicanos y demócratas ponen mayor énfasis para atraer su voto. Este año, los más disputados son: Nevada, Arizona, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia.

¿Y ahora?

Por lo general, los medios de comunicación proyectan al ganador la noche de las elecciones en noviembre, cuando termina el conteo de las papeleteas en las urnas. Sin embargo, la decisión final la tiene el Colegio Electoral, que se reúne a mediados de diciembre para emitir sus votos al candidato más votado en su territorio y enviarlos al Congreso.

Este proceso confirma el voto popular de cada estado. El candidato que reciba al menos 270 votos se convierte en el presidente electo, pero si ninguno alcanza esta mayoría, la decisión pasa al Congreso: la Cámara de Representantes elige al presidente entre los tres aspirantes restantes y, el Senado, al vicepresidente entre los dos restantes.

Finalmente, el candidato que logra más apoyos en el Colegio Electoral asume el cargo de presidente el 20 de enero, en una ceremonia de inauguración en Washington D.C. Allí, el nuevo líder estadounidense jura el cargo y comienza su legislatura, que durará cuatro años pudiendo extenderse a un máximo de dos períodos, equivalente a ocho años.

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