Declarar que una determinada zona tiene riesgo de inundación es un obstáculo para que promotores puedan construir allí y que alcaldes o gobiernos regionales vean frenados proyectos urbanísticos. Por eso, la impugnación contra la inclusión en estas zonas de riesgo determinados terrenos por parte de ayuntamientos, comunidades y empresas constructoras ha sido una constante, según ha recordado este jueves el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, que también ha esperado que tras la devastadora DANA de Valencia, esto no vuelva a suceder de cara a la actualización de la cartografía en la que ya está trabajando el Ministerio de Transición Ecológica.
"Creo que es un momento adecuado para hacer una reflexión sobre lo que ha ocurrido de forma invariable, que todas las cartografías han sido recurridas por la administración local, por la autonómica y por promotores, al entender que implicaban la incapacidad de desarrollar proyectos urbanísticos" en estas zonas, ha dicho Morán en el Congreso. Ha apuntado que la DANA debería ser un acicate para que no vuelva a suceder lo mismo, ahora que el Gobierno prepara una nuevo mapa de zonas inundables, como también lo eran las áreas de las localidades valencianas que quedaron anegadas cuando el 29 de octubre pasado se desbordó el barranco del Poyo.
"La experiencia demuestra que, aunque una zona inundable no aparezca reconocida en una cartografía, no deja de ser inundable", ha advertido de cara a la tentación de modificar los planos que planteen los expertos en base a riesgos históricos de inundación.
En estos momentos, el Ministerio está revisando los planes de riesgo de inundaciones, de tercer ciclo, que incluirán nuevas cartografías y que, cuando estén aprobados sustituirán a los actuales, de segundo ciclo. En estos momentos, Transición Ecológica prepara el proyecto que en enero enviará a la Dirección General de Protección Civil y que antes del 22 de marzo deberá enviar también a la Comisión Europea.
La revisión de estos planes discurre en paralelo, aunque con retardo, a los nuevos planes hidrológicos de cuenca, y su renovación se producirá previsiblemente meses después de la DANA que obligará a replantear los riesgos de inundación asociados, dado que las lluvias torrenciales de octubre superaron con mucho hasta las previsiones más extremas.